Desde hace dos meses y tres semanas la policía política impide la celebración los miércoles de la reunión de la Red Cubana de Comunicadores Comunitarios, arrestando a todos los que tratan de participar en ella. Pero este día 12 de febrero, la situación fue bien distinta del arresto se pasó a la golpiza.
El grupo formado por Juliet Michelena Díaz, José Antonio Sieres Ramallo y Billy Joe Landa Linares, estaba parado en la calle San José entre Belascoaín y Manrique, conversando conmigo que me encontraba en el balcón, al que los disidentes han bautizado con el nombre de “Los Helechos”, en alusión a una novela televisiva. Apareció el auto patrulla No. 767 para arrestarlos, pero querían llevarse a los dos hombres y dejar a la mujer, a lo que ella se opuso y pidió que trajeran al que los había mandado a apresar.
Al momento comenzaron a llegar oficiales de la Seguridad del Estado y dos mujeres vestidas de verde olivo con el grado de Mayor. Se abalanzaron sobre ellos, en particular los más afectados fueron Billy Joe y Juliet. Al primero un hombre –joven- de los que coopera con la policía política le daba golpes por los testículos manteniéndolo doblado y durante el sometimiento le inyectaron algo -que él desconoce- por encima de la ropa en la parte trasera del brazo izquierdo, muy cerca del hombro. Cuando lo liberaron hubo que trasladarlo al policlínico Bernardo Poze de San Miguel del Padrón, donde le suministraron oxígeno y lo remitieron para el hospital, el disidente no quiso ir para evitar el sometimiento a la policía política, que enseguida corre tras los opositores en cualquier lugar público.
Juliet fue arrastrada por las dos oficiales y una tercera mujer vestida de civil. Mientras esto ocurría le daban golpes por debajo, y le subían la nariz para que no pudiera gritar. El público se aglomeró y muchas personas intervinieron en favor de los disidentes con frases como: “No le peguen que es una mujer”, “No sean abusadores”. Solo una mujer gritó “Viva Fidel”, “Abajo los gusanos”, pero no tuvo resonancia en los que estaban mirando el espectáculo.
También habían arrestado en este mismo lugar a Yuleidis López González y Juan Carlos Díaz Fonseca, y los dejaron en Guanabacoa; a Bárbara Fernández Barrera y Misael Aguilar Hernández los apresaron y no les permitieron llegar a La Habana desde su pueblo, San Antonio de los Baños en la provincia de Artemisa, fueron conducidos a un lugar desconocido para ellos, teniendo que caminar en solitario 3 kilómetros, desde donde un camión los recogió y los llevó hasta Quivicán, en la provincia de Mayabeque.
Dos de los que cooperan con la policía política, se escondían detrás de una columna en un lugar frente al balcón, para cumplir con la guardia que les habían ordenado y no permitir que los retrataran, pero todos los agresores fueron fotografiados y filmados.
Toda esta represión comenzó con la utilización de 8 o 10 vecinos del edificio donde vivo, de 47 apartamentos, que dijeron en mi puerta que no me iban a permitir reuniones en mi casa; pero ha degenerado al extremo de que ahora ni siquiera las personas que me vienen a visitar y no les permiten entrar pueden pararse en la calle a conversar conmigo, o sea que ya han descartado tapar la operación con “los revolucionarios” del edificio.
Donde quiera que exista la posibilidad que se acumulen personas del pueblo, el régimen va a actuar de forma inmediata, es por eso que utilizan hasta oficiales de graduación superior para reprimir, no puede haber equivocación y mucho menos se puede permitir que se caliente la calle del “Balcón de los Helechos”.
La Habana, 12 de febrero de 2014.