Martes , 27 Junio 2017
Robos y látigos

Robos y látigos

Los dos esquemas que la izquierda de América Latina eligió en los últimos años para instalar el socialismo están abocados a la crisis. Uno, arruinado por la corrupción, es el caso del proyecto de Brasil que responde a la línea de trabajo de Luis Ignacio Lula de Silva y de su sucesora Dilma Rousseff. El otro, arrastrado por el autoritarismo y la imposición de leyes impopulares, es el programa de gobierno que encabeza en Ecuador el presidente Rafael Correa.

Hasta hace poco se hablaba con naturalidad del viaje latinoamericano hacia el socialismo del siglo XXI por diferentes vías. La de los brasileños, con medidas puntuales en ese rumbo, un discurso moderado y convivencia con la oposición. Por otra parte, la de países como Ecuador, apiñado junto a un Hugo Chávez radical y escandaloso que actuaba en Caracas como si pernoctara en un cuartel de La Habana.

Así, para la mayoría de los observadores de la vida política en la región el objetivo de unos y otros era el mismo, sólo cambiaba el método. La vertiente de Brasil fue bautizada como vegetariana y los otros pasaron a ser el símbolo de la izquierda carnívora.

En estos momentos las dos vías enfrentan conflictos internos. En Ecuador las centrales sindicales han convocado para el jueves que viene un paro nacional que incluye representantes de otros sectores como comunidades indígenas, educadores, estudiantes de secundaria y universitarios, médicos y jubilados. La convocatoria está precedida por numerosas manifestaciones de protesta en las principales ciudades contra leyes promovidas por el oficialismo. Este lema popular suena en todo el país: fuera Correa fuera.

En Brasil, la presidenta Dilma Rousseff se ha quedado sin apoyos como consecuencia del escándalo de corrupción de la empresa estatal Petrobras y de la difícil situación que atraviesa la economía. La aprobación de su Gobierno está en un 8% y el rechazo a su gestión alcanza el 71%. La mayoría de los ciudadanos que llevaron a la ex guerrillera al poder en un segundo mandato en octubre pasado le piden ahora en la calle que se vaya.

En un país se rebelan por el uso arbitrario de la autoridad y la imposición de leyes impopulares. En el otro, por el robo a los ciudadanos desde las estructuras de mando. La realidad de Brasil y de Ecuador hace una remisión inmediata al drama de Venezuela que heredó de Hugo Chávez, la pareja perfecta de autoritarios y corruptos. Y los padece.

Tomado de elmundo.es


 

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