“La cultura es lo primero que hay que salvar” este es un lema que la propaganda del régimen cubano no cesa de repetir por todos los medios a su alcance.
Sin embargo, la biblioteca es una institución cultural, pero es a la vez una de las más afectadas en Cuba pues se le destinan los peores locales y en ocasiones se les traslada del lugar que ocupan hacia otros que no tienen las más mínimas condiciones.
Ejemplos sobran. La biblioteca de San Antonio de los Baños, en la provincia de Artemisa estuvo errante durante años, al trasladarse del lugar que ocupaba. En medio de esa engorrosa situación perdió casi todo su fondo bibliográfico.
Algo similar le sucede en estos momentos a la biblioteca provincial Roberto Rivas Fraga, de Ciego de Ávila, cuyo local se les intenta arrebatar, sin el menor escrúpulo por las máximas autoridades de su provincia; pretenden destinarles -según la directora de la biblioteca Yusmaidi Marrero Núñez- un local que no reúne las condiciones mínimas para instalarla.
Ella explicó que: “Ese nuevo inmueble no puede acoger los más de 80000 materiales que tenemos en el fondo bibliográfico, ni tampoco cumple con las medidas para emplazar los estantes y preservar los libros”.
Lo que sucede con esta biblioteca de Ciego de Ávila no es un hecho aislado, es algo que se puede constatar a todo lo largo de la isla, la biblioteca ha pasado de ser un sitio de estudio a convertirse en un lugar postergado, sinónimo de abandono y condiciones precarias.
Ya no se toma en consideración que las bibliotecas públicas son unas de las instituciones más representativas de la cultura en el imaginario popular, son sitios donde una persona o un grupo de ellas pueden sentarse a leer o a hacer cultura.
Artemisa, 20 de noviembre de 2014.