En un contexto de apertura diplomática y económica de la isla, sigue pendiente que se produzca una mayor apertura en cuanto a permitir y tolerar las legítimas actividades en defensa de los derechos humanos por parte de la sociedad civil. En el contexto de una continua intensificación de los actos de represión contra personas defensoras de derechos humanos y miembros de la sociedad civil cubana, el Observatorio ha decidido publicar este briefing con el fin de evidenciar el patrón de represión de la protesta social que se está definiendo en Cuba desde el mes de abril de 2016[1], en específico en contra del movimiento de las Damas de Blanco y de las personas defensoras de derechos humanos vinculadas con la campaña “#TodosMarchamos”.
Las repetidas detenciones arbitrarias de defensores y defensoras de derechos humanos son el eje central de este patrón de represión, pero suelen también ir acompañadas de malos tratos, ataques físicos y amenazas de muerte por parte de miembros del Departamento de Seguridad del Estado (DSE) en conjunto con la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y las Brigadas de Respuesta Rápida-Partido Comunista (BRR-PC) de Cuba, así́ como de un constante y repetido hostigamiento judicial, que habitualmente incluye cargos como “atentado”, “resistencia” o “activismo político”.
El Observatorio quisiera evidenciar las características de este patrón de represión, y mencionar, de forma no exhaustiva, algunos incidentes ocurridos durante los meses de junio, julio y principios de agosto que se consideran como más graves y emblemáticos del patrón de ataques en contra de personas defensoras de derechos humanos vinculadas con la campana “#Todos Marchamos” en toda la isla, así como restricciones y actos de hostigamiento en relación con la participación o la intención de defensores a participar en eventos internacionales, que relevan la deliberada voluntad de las autoridades cubanas de acallar las voces disidentes.
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