Hay personas que sin ser artistas profesionales, se buscan la vida cantando. Los puede ver en el Malecón habanero dando serenatas para los enamorados o cantando para algunas de las familias que se sientan en el muro para pasar un rato de recreación.
Pero otros tienen lugares fijos en algunas de las calles de la ciudad y en particular en la Habana Vieja, por ser un lugar con mucho flujo de turismo extranjero.
En el boulevard de Obispo, en la calle Aguacate, hay un hombre débil visual que ha ocasionado el interés de algunos turistas que pasan por el lugar y se detienen para oírlo cantar, incluso algunos de los que por ahí pasan han bailado con su música.
Hablamos con él para que contara un poco sobre esta forma que tiene de ganarse la vida, pero no quiso, teme no poder ejercer más su trabajo, que confesó él disfruta.
Durante la ejecución varios muñecos creados por él mismo, actúan movidos por diferentes partes de su cuerpo. Una bailarina, un cantante, un mono que parece ser el espectador tomándose con un absorbente un planchado (cajita de ron, que se vende en divisas, muy popular entre los que gustan la bebida alcohólica). En uno de sus pies tiene una maraca y en el otro un cencerro, en la boca una filarmónica todo esto tirado de un elástico que al mover los pies suena con algún ritmo.
Delante emplaza una alcancía que tiene la figura de una especie de rinoceronte, el caso es que hasta los niños disfrutan del espectáculo y algunos hasta le piden monedas a su familiar para echarle, no hay dudas que con su música llena de alegría el bulevar de Obispo.
La Habana, 17 de julio de 2014.