La contaminación y la higiene ambiental de nuestro medio, son temas que se tienen que abordar una y otra vez, en particular por los trabajadores que se dedican a esta importante tarea social, por el peligro de adquirir enfermedades -al que están expuestos- por la falta de medios de protección; a lo que habría que añadir que son llamados “barrenderos” y pertenecen a la clase más pobre de nuestra sociedad.
En el municipio de Manzanillo de la provincia Granma se encuentra ubicado el Consejo No. 4, dirigido por Claribel quien se reúne de forma consuetudinaria con todos los trabajadores de esta área de la Empresa de Comunales, según plantean ellos para hablar “de lo mismo con lo mismo” y supervisar si el trabajo está bien o mal; pero cuando el personal realiza algún planteamiento para resolver necesidades propias de la labor que cumplen, se acaba la reunión por no tener nada que ofrecerles.
Muy temprano en la mañana estos obreros se enfrascan en la tarea de limpiar 36 cuadras en condiciones personales desfavorables; pues muchos no tienen botas y como existen en las calles grandes salideros de agua, por haber tuberías rotas, mantienen sus pies húmedos y propensos a padecer de enfermedades por hongos en la piel.
También escasean los overoles y los que no figuran como fijos en las plantillas -los llamados contratos- tienen derecho a nada. No hay un adecuado suministro de guantes de trabajo para proteger sus manos de las inmundicias callejeras, entre ellas las heces fecales que muchos coches de tracción animal arrojan en las calles manzanilleras.
Aunque tienen un salario de 500 (cup) pesos cubanos, (20 cuc), tienen que acudir al mercado negro para comprar ropa apropiada para su trabajo y de manera muy particular el calzado rústico, destacando que son de mala calidad y se deterioran muy rápido.
Otros artículos que tampoco le proporcionan -de forma adecuada- son las palas recogedoras y los escobillones, que para la mayoría se encuentran en malas condiciones; el pretexto de la empresa es no tener presupuesto en divisas para comprarlos porque no existen los mismos en el mercado nacional.
Esto mismo ocurre con los carros donde depositan los desechos sólidos que recogen, pues en su gran mayoría se encuentran desvencijados y hay algunos que circulan hasta con una sola rueda, faltos de pintura, sin estética y sucios.
Ni siquiera les proporcionan los necesarios sombreros de yarey para proteger sus cabezas del inclemente sol y la lluvia.
Influye de forma negativa en la noble labor de estos trabajadores, las malas condiciones de los viales manzanilleros llenas de huecos y con un lino verdoso que se acumula por la perenne humedad existente y que les puede ocasionar caídas y traumas, incluyendo fracturas óseas.
Los que se dedican a estos menesteres esperan por oídos receptivos, ya sean de la Empresa de Servicios Comunales o funcionarios del gobierno que den respuesta positiva a sus justos reclamos y así humanizar esta tarea que ellos realizan en beneficio de la sociedad.
Manzanillo, 13 de diciembre de 2016