Las palomas blancas son mencionadas como un símbolo de paz. Muchas personas dedicadas a la colombofilia o como se les llama de forma popular “palomeros” entrenan estas aves como un deporte. Algunos de ellos están afiliados a una asociación gubernamental y también se inscriben en sociedades colombofilias.
A los que están oficializados se les vende una cuota de alimentación para sus animales -a precios más bajos que los que ofertan los campesinos particulares- para poder dar de comer a sus palomas y entrenarlas para las competencias.
Algunos ejemplares que obtienen resultados brillantes, son vendidos a extranjeros a precios que se consideran altos en el mercado del país. Aunque habría que decir que una parte de esta transacción va a parar al gobierno, quien controla este tipo de comercio.
Los palomeros tienen reglas en las llamadas “guerras” entre ellos; por ejemplo si una paloma es capturada en techo ajeno, quien la captura le pone precio de rescate, según estime conveniente y de no pagarse esta especie de impuesto, el animal se vende a miembros de la religión Yoruba para ser sacrificado en trabajos de “santo”.
Para la captura de estas aves, muchos de sus cuidadores utilizan trampas, las cuales en ocasiones mutilan a las palomas o las matan. Lazos, redes, cajoneras con tapas preparadas -entre otras- son las formas en que pueden ser atrapadas; todo es válido en medio de esta “guerra”, que en ocasiones conlleva a “broncas” tumultuarias entre los palomeros.
Estos métodos son utilizados por casi todos, pero aquellos que están oficializados por el gobierno en alguna sociedad colombófila, no tienen escrúpulos en capturar palomas de todos; pero cuando son cazadas las de ellos, buscan el amparo de la policía, acusando a quien la tiene de robo. Como son socios de grupos gubernamentales, que portan carnés al respecto, las autoridades les dan la razón. Los animales se reconocen porque están marcados en las patas con anillos.
Esta es la realidad de la colombofilia en Cuba, se comporta de forma exacta al resto de lo que pasa en toda la sociedad.
La Habana, 2 de setiembre de 2014.