El sistema nacional de Salud Pública está pasando por uno de sus peores momentos, no solo por la falta de médicos, pero también por la carencia de recursos y sobre todo el deseo de trabajar y el amor a una profesión que es toda dedicación.
El pasado 28 de noviembre Adismay Rodríguez acudió como paciente al hospital Miguel Enríquez, ubicado en el capitalino municipio de 10 de Octubre. Ella presentaba un dolor abdominal con fiebre alta y fue atendida por una venezolana, al parecer estudiante de medicina en prácticas.
Adismay le pidió que le realizara una placa, pero la facultativa le dijo que no podía indicársela, porque solo le dan cinco por médico por cada turno de 24 horas.
El tratamiento que le puso consistió en dipirona, para la fiebre, abundante líquido y reposo con los pies en alto.
Pero también se incorpora a esta restricción material, el no deseo de trabajar del personal de laboratorio, que de forma irresponsable, dejan sobre una mesa de curaciones, los resultados de los análisis para que cada paciente los recoja por sí mismo. Algo que puede ser alterado por cualquier persona e incluso que permite que se tomen los resultados equivocados de otros enfermo.
La Habana, 4 de diciembre de 2014.
