A pesar de que la Ministra de Educación ha ido por todas las provincias y se ha reunido con los docentes explicando que no hay problemas con los aseguramientos para el venidero curso escolar; hay angustia en algunas madres que no han podido resolver los uniformes de sus hijos.
Por ejemplo, en la localidad de San Antonio de los Baños, la noticia corrió como pólvora cuando se supo que habían surtido la tienda con uniformes de escuela de tallas pequeñas. Fue temprano en la mañana en la tienda de productos industriales “El Zorro Viejo”, que comercializa su mercancía en CUP (Moneda Nacional) y es uno de los establecimientos -en el pueblo- que se dedica a la venta exclusiva en esta moneda.
Desde horas muy tempranas de la mañana las personas comenzaron a aglomerarse en el frente de la tienda y los alrededores y se formó la acostumbrada cola en la puerta del comercio, a la que todos los cubanos estamos habituados.
Lo que resultó increíble fue que las dependientas de la tienda dijeron a las personas que se encontraban esperando su turno que habían traído muy poca cantidad de estas tallas, lo cual azuzó aún más el desespero de la población; porque a la mayoría de las madres que estaban allí reunidas se les transfirió la incertidumbre de si alcanzarían o no uniformes para sus hijos. Y es que a pesar de todas estas vicisitudes en la escuela no dejan entrar a los niños si no van uniformados, lo que complica la situación familiar, ya que los pequeños no entienden por qué sus padres no le compran los uniformes.
La moraleja de todo esto es que, desde hace ya algunos años para acá la compra de los uniformes escolares, ya sea de primaria o de secundaria, se ha convertido en todos los lugares de nuestro país en una odisea, que coopera al mal funcionamiento de la sociedad, porque muchas de esas personas son vecinos y discuten en la cola por un puesto, llegando hasta las ofensas; algo que se ha incrustado desde hace muchos años en nuestro tejido social.
La dificultad mayor de encontrar tallas de uniformes escolares se presenta más para los estudiantes de primaria, es decir para los que cursan de pre escolar hasta sexto grado. Sobre todo, los que ingresan nuevos en la enseñanza y los que necesitan cambiar el uniforme a la altura de 4to o 5to grado, pues crecen y son muy pequeños ya para ellos, porque hay que decir que no se pueden comprar todos los años.
A pesar de que Cuba es un país donde reina la “planificación”, esto no funciona muy bien, porque los encargados de producir los uniformes no lo hacen de forma equitativa a los niños que van a usarlos y las tallas tienden a ser siempre muy grandes y no se ajustan a algunas edades, como se supone que sea cuando se toma en consideración la población en edad escolar para llevar a cabo el programa de elaboración de esta prenda de vestir.
Y como lo que está bajo el control del Estado es complicado, no todos los educandos tienen derecho a comprar en cualquier tienda, hay algunos que deben dirigirse a unas y otros a alguna diferente, depende del lugar que le hayan asignado para comprar. Como es natural esto pone a los padres en una situación más difícil, porque a pesar de que la cantidad de uniformes que abastecieron en esta tienda eran pocos, como inconveniente adicional, no podían ser adquiridos para los niños de todas las escuelas, solo por los que tenían asignado ese comercio.
Esto no es más que una idea de lo difícil que es para el ser social vivir en Cuba.
Artemisa, agosto de 2016.