Aquí en Manzanillo, Granma, los servicios necrológicos son una dependencia de la Empresa Municipal de Servicios Comunales y existen irregularidades e inquietudes con respecto a ellos. El pueblo solo cuenta con una sola funeraria, para una población de unos 131 mil habitantes; se encuentra situada en la calle Martí esquina a Calixto García.
El local tiene problemas constructivos, en lo fundamental con el falso techo; hace algunos meses se comenzaron los trabajos de reparación del inmueble, los que en la actualidad se encuentran paralizados por distintos motivos. Quitaron las planchas de fibrocemento del techo para sustituirlas por otras de zinc, las que estaban instalando sobre vigas de maderas rajadas; motivo por el cual la administración paró la obra por mal trabajo. En estos momentos tienen aprobados los recursos necesarios, entre ellos 3,6 toneladas de cemento, pero hasta la fecha no han recibido nada.
Pero no es solo el problema del mantenimiento a la instalación el que preocupa; el ómnibus destinado a los entierros, para trasladar a los familiares y amistades al cementerio, es viejo, no tiene piezas de repuesto y el motor está deficitario; y para colmo la asignación de combustible es solo de 60 litros al mes, lo que no alcanza nada más que para 6 servicios fúnebres; pues cuando el vehículo funciona consume 10 litros en cada viaje de ida y vuelta al camposanto.
También los carros fúnebres tienen dificultades con las piezas de repuestos, por lo que tienen que valerse del apoyo de otros municipios cercanos.
Las coronas que confeccionan no tienen estética, pues no hay surtido de flores y las que usan no poseen toda la frescura requerida.
Hay algunas otras dificultades que originan hacinamientos en la funeraria, provocando en determinados momentos, que las personas que acuden a los velatorios tengan que ir a pararse en las aceras cercanas que rodean el local, por lo que no se ofrece el servicio adecuado que debe ameritar a esta entidad, que es sinónimo de dolor para las personas.
La necrópolis del pueblo, se encuentra ubicada en la carretera del cementerio, allí se estaba trabajando en la conservación de las tumbas patrimoniales, aunque en estos momentos está parada la inversión, pues no cuentan con presupuesto para estos trabajos.
No existe un incinerador para el crematorio, como lo exigen las normas sanitarias, aunque se plantea que ya está en vías de solución pues se aprobó su adquisición. Hay robos de las argollas de bronce de las tumbas, pese a que se ampliaron las plazas de custodios, la plantilla no está cubierta, pues los salarios que se devengan son muy bajos. Con anterioridad se intentaba suplir a estos trabajadores con personas con trastornos mentales o ex reclusos, pero resulta un personal no idóneo para este tipo de labores y se ha determinado que allí no pueden trabajar.
Urge la solución de todas estas irregularidades por parte de los niveles de gobierno que tienen a su cargo esta actividad, por lo sensible de esta afectación a un sector de la sociedad cuando pasa por un doloroso momento y necesita le brinden toda la solemnidad que merece.
Manzanillo, 11 de marzo de 2017.