“No parecía que había ocurrido algún hecho extraordinario en el país. Sencillamente, los ciudadanos se habían ido adaptando a la idea de que Fidel estaba muerto”, afirmó Carlos Amel Oliva, líder del Frente Juvenil de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu).
Para Oliva, el deceso de Fidel Castro no marca ningún hito significativo en el futuro de la isla, porque desde el 2006 lo dirige su hermano Raúl. “El pueblo sí tiene la esperanza de que con la muerte de Raúl o que cuando este abandone el poder tal vez puedan darse algunos cambios”, precisó el líder juvenil.
Sin embargo, hay un sector de la población que observa el futuro de Cuba sin Fidel con temor e incertidumbre, sostuvo César Mendoza, director del Centro de Estudios para el Desarrollo Local (Cedel).
“Hay un dicho que dice que este país no era socialista ni comunista, sino era fidelista, y creo que lo que lo sostenía en verdad era la figura de este individuo. Al desaparecer, será difícil para sus seguidores mantener esta imagen”, enfatizó Mendoza.
La figura de Fidel genera distintas reacciones: rechazo, indiferencia, pena y dolor. “Fidel ha marcado el día a día de más de cinco generaciones. En la Plaza de la Revolución hay largas colas para participar en el homenaje que se le ha organizado. Distinto a lo que se vivió en Miami: un ambiente de celebración. Los exiliados no olvidan las medidas radicales de la revolución. Pero el dolor también se respira en la isla”, indicó Eliecer Ávila, líder del movimiento opositor Somos +.
Por su parte, el representante de UNPACU indicó que en realidad Fidel Castro no tenía una ideología definida, sino que aprovechó el apoyo de la ex Unión Soviética para garantizar su permanencia en el poder. “Creo que el sistema actual castrista desaparecerá. Pienso que el trabajo que está realizando la UNPACU y el espíritu reformista que hay en sus filas será positivo. La oposición cubana logrará un cambio verdadero en la isla”.
Oliva señaló que la verdadera tarea de la oposición a futuro será la construcción de un solo pueblo. “Sería mucho mejor enviar un mensaje de diálogo, de reconstrucción, de reconciliación de un solo pueblo que mantener un discurso radical por parte de los opositores. Debemos pensar en los intereses de la nación”, señaló.
Según Ávila, la oposición en la isla debe estructurar un proyecto político y poder demostrarle a millones de cubanos que puede conducir las riendas del país. “Esto solo será posible si hay cambios en la capacidad de trasmitir esas ideas”, dijo.
Como subraya Mendoza, el principal reto de la oposición cubana es abandonar el caudillismo que existe en muchos grupos de la sociedad civil. “Hay que buscar puntos de consenso entre la oposición y evitar más fracciones. Los jóvenes también deben tener un mayor protagonismo en la toma de decisiones de la sociedad civil”.
Según Hildebrando Chaviano, director del Centro de Análisis de Políticas Públicas de Libertad y Desarrollo (CAPP), la oposición cubana aún tiene que asumir muchos retos: preparar a los ciudadanos cubanos en temas políticas, erradicar la apatía en la sociedad civil y hacer una verdadera política.
Para Eliecer Ávila, los temas que golpean y preocupan a los cubanos día a día son la migración, el transporte, la alimentación y vivienda. “El pueblo debe empezar a medir a sus dirigentes por su capacidad de resolver esos problemas. Cuba necesita reformas económicas y apertura al mercado”.
Según la periodista independiente, Yusmila Reyna, el futuro de Cuba será el mismo si los ciudadanos no se preocupan por el sistema político de la isla o por las libertades restringidas. “El principal reto de la oposición y de la sociedad civil cubana es seguir ganando en organización, en definir sus objetivos y ganar más población. Debemos asumir el reto de que la unidad no es un slogan sino que la unidad es algo necesario e importante para lograr un cambio importante en nuestro país”.