Martes , 27 Junio 2017

La realidad de una empresa cárnica

La Unidad Empresarial Básica Cárnica “Raúl Chacón Jorge” situada en Manzanillo, provincia Granma, atiende cuatro municipios: Yara, Bartolomé Masó, Campechuela y su enclave; además a la provincia de Las Tunas y al municipio de Morón, en Ciego de Ávila; cuenta con unos 180 trabajadores y el sueldo de los mismos es por la Resolución No. 6 del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social, donde se regula el pago según los resultados, lo que hace que reciban de forma mensual un salario promedio de 780 pesos cubanos (CUP). Los compromisos de producción de esta entidad son con la llamada canasta básica de la población, las dietas médicas, la empresa de gastronomía y además las unidades especiales que venden a precios diferenciados en moneda nacional.

La población tiene quejas frecuentes por la mala calidad que en múltiples ocasiones presentan sus producciones; como por ejemplo el picadillo de soya con mal olor y presencia desagradable, la jamonada y la mortadella también con consistencias blandas unas veces y en otras con fetidez; a ello se puede sumar el retraso en los envíos; así como la llegada tardía a las unidades expendedoras. Como estamos acostumbrados los cubanos de a pie, no faltan las explicaciones justificativas a las fundadas insatisfacciones de los consumidores, alegando los directivos de la Empresa que poseen una técnica de transporte obsoleta, con pocos vehículos automotores y en mal estado técnico. Además, no cuentan con un camión refrigerado lo que perjudica de manera fundamental a los lugares lejanos.

Entre la lista de excusas utilizan como otros elementos: la mala calidad de la soya con la que se trabajan y la deficiente climatización de sus áreas, pues sus neveras poseen un sistema primitivo de amoniaco.

Todo lo anterior expuesto se agrava con la reducción de combustible a las empresas estatales, decisión de la cual no se escapa, a pesar de la importancia económica y social que tienen sus producciones, por el servicio que brinda, a la de por sí crítica situación alimentaria.

Hay que señalar que en la mala calidad de los productos cárnicos también interviene la Empresa de Comercio Municipal, pues es en sus carnicerías donde se venden los productos normados suministrados por la institución productora, tienen una pésima y compleja situación con los equipos refrigerados. A modo de ejemplo citaremos que de 86 unidades que reciben estos productos en 40 están en buen estado las neveras y 46 no funcionan.

Como algo insólito, que solo pasa en nuestro país, donde cada día la sociedad camina hacia la incivilización, los administradores de carnicerías, en algunos casos guardan la mercancía en casas de vecinos de sus respectivos establecimientos; hecho que constituye una violación, tanto a la organización económica como a las ordenanzas sanitarias vigentes.

Al no existir un horario alternativo que pueda ayudar a paliar las consecuencias negativas de la no refrigeración, los usuarios tienen frente a ellos otro agravante del problema.

Las empresas rectoras de las que hemos hablado no están capacitadas para resolver alguna de estas situaciones, por no contar con presupuestos, ni posibilidades de adquirir equipos para solventar tan peliagudo problema.

Esta es la realidad que viven los que habitan en los municipios mencionados al inicio, y quizás sea la misma que tienen otros cubanos en la isla. Aunque las piezas del rompecabezas están sobre la mesa, es necesario que los involucrados en estos menesteres tengan iniciativas, capacidad, deseos y recursos para poderlo armar exitosamente en beneficio de la comunidad y hay que decir quizás con mucho espíritu negativo, que a nada de esto están acostumbrados los que dirigen el país.

Manzanillo, noviembre de 2016


 

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