La “Feria” es un evento social, económico y cultural que tiene como objetivo principal la estimulación comercial, pues genera ganancias para personas y/o entidades patrocinadoras y además de la venta de diferentes productos, incluye diversión y entretenimiento, para mayores y niños.
Los medios de comunicación masiva son los que informan de estas ferias, que se celebran a lo largo y ancho de todo el país, con ofertas en los sectores de comercio y gastronomía, con precios accesibles a los míseros salarios que gana el pueblo. Pero de lo que dice la propaganda a lo que en realidad sucede, va un largo camino a recorrer.
Roberto Torres Santos, trabajador de la construcción, se desempeña como ingeniero civil, decidió junto a su esposa, sacrificar su día de descanso para visitar la feria y así ahorrar algunos centavos que buena falta le hacen. Se levantó a las 4 am y cuando llegó al mercado se quedó atónito ante la aglomeración de personas que se encontraban más temprano que él marcando en la cola.
Al fin después de varias largas horas de espera, a las 9 am, abrió sus puertas el establecimiento. Cuenta Roberto que no podía creer lo que sus ojos estaban mirando, las personas corrieron como animales en desbandadas hacia las tarimas, una anciana perdió el equilibrio y terminó en el pavimento, siendo arrollada por la multitud. Dice que se sintió tan avergonzado al ver a la gente en esas condiciones, que decidió irse del lugar y le aseguró a su esposa que jamás volvería a visitar una feria.
Un trabajador del mercado, dijo que todo esto sucede porque las ofertas son insuficientes para la demanda existente; a lo que hay que adicionar el trapicheo [como se les dice a los negocios ilícitos] que existe entre la administración y trabajadores que venden la mercancía por cantidad a restaurantes y quioscos particulares que los pagan a mejor precio.
Ya a las 11am se han agotado los productos que tienen alguna calidad, pero las colas siguen siendo interminables. La indisciplina social y el vandalismo organizado se ha apoderado de estos lugares; al extremo de que la policía tiene que ocuparse de organizar y controlar las colas, evitando escándalos públicos y enfrentamientos entre la población desesperada por comprar alimentos.
Teresa Ramírez González es una anciana con la salud deteriorada por problemas de enfermedad, el pescado es la única proteína que asimila bien, es por eso que visita el mercado, aunque se queja porque después de largas colas, pocas veces puede comprar pescado de mar, porque los dependientes sacan sus “tajadas”, vendiéndolos a los dueños de restaurantes particulares, conocidos como “paladares”, que lo pagan a mayor precio.
Jesús Suárez Riol trabajador de la salud, me explicó que gastó 300 pesos moneda nacional y que cuando hizo un balance no tenía casi nada para llevar a su hogar. Reinaldo Armenteros, es un anciano que vive de su pensión y de las latas que recoge en las calles y que después vende por centavos a materia prima; él expresó que de módicos y accesibles a la población, los precios no tienen nada.
Se queja de lo que cuesta -en moneda nacional- una libra de cualquier producto: costilla de cerdo pelada en el hueso 10 pesos; queso 45 pesos; fríjol colorado 11; gordo de cerdo 10; picadillo de soja 10; pierna de cerdo y lomo 23; paleta 21; y la costilla 18. También explicó que la carne de cerdo que ofertan no es fresca y muchas veces tiene un olor desagradable.
La señora Dulce María Rodríguez ha sido estafada en varias ocasiones en la pesa cuando compra mercancía, asegura que como ella, cientos de personas son víctimas de este robo. Manifestó que se quejan a la administración y los directivos hacen caso omiso y los dependientes que cometen el delito continúan trabajando en las tarimas.
Ernesto Santisteban Lovaina trabajador civil de las FAR [Fuerzas Armadas Revolucionarias] refirió que no entiende por qué en estos mercados estatales no ofertan: limón, ajo, mandarina, maíz, habichuela, cebolla, naranjas, malangas, piñas, guayabas, hortaliza y frutas que venden los quioscos particulares.
El 13 de marzo de 1959 el ya fallecido Fidel Castro Ruz, en un discurso televisivo le expuso al pueblo de forma textual: “Nosotros hemos dicho que convertiremos a Cuba en el país más próspero de América Latina, hemos dicho que el pueblo de Cuba alcanzará el nivel de vida más alto que ningún país del mundo”
Pasados 58 años, ni siquiera nos acercamos a la prosperidad.
La Habana, 14 de marzo de 2017