Con el inicio de la zafra de la papa en la campaña 2016-17, las máximas autoridades gubernamentales del régimen comunista en la provincia Artemisa idearon una estrategia para la distribución del producto, volver atrás y utilizar la libreta de racionamiento, para llevar de ese modo el ansiado tubérculo a cada familia artemiseña; pero lo que nunca mencionaron fue que con la “generosa distribución” seria reducida de forma considerable la cantidad a recibir.
A principios del mes de febrero del año en curso, en una reunión celebrada en la sede provincial del Partido Comunista de Cuba (PCC), enclave ubicado en los límites del municipio cabecera, el miembro del Comité Central del Partido y primer secretario en la provincia, José Antonio Valeriano Fariñas -con su acostumbrado discurso demagogo- anunció que en la primera quincena del mes febrero la ciudadanía de los once municipios que conforman la región, serían los primeros beneficiados en el país, en recibir el muy gustado tubérculo, distribuido en la canasta básica de forma ordenada y paulatina, en las unidades que conforman la red de Comercio interior (Bodegas). El dirigente atribuyó esta decisión a que de forma histórica el territorio se ha caracterizado por ser el mayor productor de papas en el país.
El pronunciamiento tuvo una buena acogida por los ingenuos y confiados, residentes de la demarcación que no imaginaban que les rebajarían tres de las cinco libras que se le asignaban a todo consumidor registrado en la mencionada tarjeta de racionamiento.
Güira de Melena, es unos de los once municipios que conforman la provincia Artemisa, luego que el régimen volviera a experimentar y realizara una nueva división política administrativa en el país. Este territorio; con una economía netamente agrícola, desde épocas de antaño se ha caracterizado por ser uno de los principales productores de papas a nivel nacional, razón por la cual las fiestas populares que se realizan anualmente llevan por nombre: “Festival de la Papa”.
A pesar de todas estas características, resulta imposible degustar en la mesa una comida hecha con papas, no sin antes tener que acudir a los vendedores ilegales, quienes pasan toda la madrugada en los campos de las cooperativas estatales donde se cultiva el tubérculo, acopiándolo de múltiples formas, para con posterioridad venderlas en bolsas de polietileno (jabitas) a veinticinco pesos (1 cuc) cada una.
Al conocerse la noticia -la cual fue ampliamente divulgada por los medios oficiales de comunicación con los que cuenta la provincia- comenzó una verdadera vigilia en los establecimientos donde se expendería el ansiado producto. Muchas personas estuvieron a la caza del transporte que traería las “papas”, hasta que el día de San Valentín (14 de febrero) se escuchó la esperada frase: “llegó la papa, caballero”. Esta vez; los de la “nomenklatura” habían cumplido con lo prometido a su pueblo, pero solo en parte para sorpresa de todos; en vez de las tradicionales cinco libras por consumidor, esta vez podrían adquirir dos.
Con el paso del tiempo -me atrevería a decir por desgracia- hemos sido testigo de cómo el cubano; aunque inconforme y molesto se resigna a toda situación, por lo que los residentes de Güira de Melena, -aun siendo timados- sin protesta y más opción, tuvieron que conformarse con realizar la típica cola, para adquirir por un precio de 1 peso moneda nacional cada libra, las dos del tubérculo que el “ generoso estado revolucionario” les racionó a un asequible importe, pero con la satisfacción de al menos poder tener la posibilidad “en el territorio que más papas produce en el país”, de contar -los que tienen grasa- con un plato de patatas fritas en la mesa familiar. ¡Ironías que merecen ser contadas en una decadente “revolución”!
Artemisa 14 de marzo de 2017