Los cubanos viven constantemente con temor, debido al sistema represivo imperante, y es que no son pocos los medios de represión que el régimen utiliza.
Ejemplo de ello fue lo sucedido el pasado jueves, cuando el ómnibus que hace el viaje de San Antonio de los Baños, provincia de Artemisa, a Bejucal, provincia Mayabeque, se dirigía a hacer su viaje de regreso. En el Punto de Control Policial que se encuentra ubicado en la carretera del Rincón a Bejucal, un policía con número de chapa 10546, detuvo el vehículo y se acercó a la puerta para decir que todas las personas que viajaban de pie se tenían que bajar para revisar las jabas.
El policía la emprendió con una señora que llevaba una jaba llena de figuras de yeso, las cuales al parecer había comprado a los vendedores de estos artículos en el Rincón. El agente de la autoridad le insistía a la señora que porqué había comprado tantas.
El resto de los pasajeros comenzó a protestar, porque estaban impacientes esperando en la carretera a que el oficial terminara su registro sobre la guagua, además de parecerles algo bien absurdo la insistencia sobre las figuras de yeso.
El asunto no concluyó ahí, el policía le dijo al chofer del ómnibus que le pondría una multa por exceso de pasajeros de pie, lo que terminó de indignar a los viajeros que comenzaron a protestar en alta voz, diciendo que era todo un atropello.
Hechos como este ocurren en Cuba a diario, debido a la constante violación de los derechos humanos y civiles; además el régimen no respeta las leyes que él mismo hizo.
Los ciudadanos son revisados por policías en la vía pública, como sucedió en este caso, humillándolos por tener que mostrar sus pertenencias ante todos los que allí se encontraban.
Lo que ocurrió con este policía y los pasajeros del mencionado ómnibus, fue un abuso del cargo que se repite una y otra vez en este llamado Punto de Control. No importa cuán llenas vengan las guaguas, la policía manda a bajarse a los pasajeros de manera irrespetuosa, haciendo más incómodo el viaje.
Al parecer hasta las propias víctimas de estos atropellos se han acostumbrado a este tipo de abuso, lesivos a su dignidad.
Artemisa, 27 de enero de 2014.