Estos pasados días, la propaganda oficialista ha hecho gala de su lenguaje virtual, en especial una vez pasado el ciclón Mathew por Guantánamo y Holguín. Todos los problemas se van a resolver, aunque haya lugares con el 94% del fondo habitacional destruido y cuando Raúl Castro pasó por algunos de ellos -por lo menos lo que captaron las cámaras- mostró su confianza en que se iban a resolver los problemas, gracias a la “Revolución” que no deja abandonado a nadie.
Pero, como una forma de contraste se puede salir de las provincias más orientales, donde todo estará bien e ir en un recorrido por la más occidental: Pinar del Río. Allí está ubicada la “casa” de Paula Rosa Pereira Hernández, una anciana de 81 años de edad. Su domicilio está registrado en Celestino Pacheco No. 84 entre Roldán y Emilio Núñez, en el municipio cabecera.
Hay una característica en Paula Rosa y es que pasa mucho tiempo sentada fuera de su “casa” que está a solo dos cuadras del Gobierno Municipal y, por ende, el presidente de ese órgano, conocido por todos como Robertico tiene que pasar por el frente de su vivienda.
El hecho de que la anciana se mantenga la mayor parte del tiempo durante el día sentada fuera de su humilde hogar, está vinculado con su temor a que se derrumbe el techo y pueda caerle encima y dice no temer tanto a la muerte como a que tenga lesiones que no le permitan recuperarse por su avanzada edad.
Su vivienda fue declarada en derrumbe total de techo, por ella pasaron los huracanes Isidore y Lili; las paredes son de bloques, pero hasta el momento no ha recibido ninguna ayuda, lo que implica que ha perdido la mayoría de sus pertenencias porque se les fueron mojando y deteriorando más, cada vez que ha llovido.
Entre las pérdidas que ella considera grave están los utensilios de cocina, cuentan con una hornilla, un refrigerador viejo en muy mal estado, que les lleva el consumo eléctrico hasta más de 60 pesos moneda nacional, muy por encima de lo que pueden pagar, ya que ella tiene un retiro de 200 pesos y vive con un nieto que es quien se ocupa de todos los quehaceres y de atenderla a ella.
Tampoco tienen baño, se puede hacer una larga lista de todo lo que carecen: ropa, sábanas, colchones y muebles, todo se les ha acabado con el paso del tiempo y no han podido recuperarlo.
Aunque Paula Rosa accedió a conversar con nosotros, explica que no puede dejar de echarse a llorar cuando se pone a pensar en las condiciones en que vive y siente haber confiado en Fidel Castro cuando expuso que la Revolución era de los pobres y para los pobres y de los humildes y para los humildes. “En realidad -dijo esta anciana- cualquier perro puede vivir mejor que lo que yo vivo si tiene un hogar y quien se ocupe de él”.
Se puede afirmar sin temor a equivocarse que en el país, a lo largo de los años, se ha convertido en una costumbre vivir en situaciones precarias, sin poder encontrar alternativas que pudieran mejorar socialmente a las personas.
Es por eso que con estas experiencias que se extienden a todo lo largo de la isla, es imposible creer que los guantanameros afectados por el huracán Mathew, vayan a tener otra cosa que no sea un futuro incierto.
Pinar del Río, Octubre de 2016