Quizás -si usted no es cubanólogo- cuando lea este artículo tenga una idea más precisa de por qué la población cubana envejece de manera constante y los jóvenes solo piensan en emigrar.
Un joven matrimonio con un bebé de cinco meses de vida, ocupó de forma ilegal, un local estatal -que se encuentra en desuso- en el municipio artemiseño de Güira de Melena. Ahora, están a la espera de ser desalojados del recinto por funcionarios de diferentes esferas del gobierno en conjunto con la Policía Nacional Revolucionaria (PNR); a pesar de todas las muestras de apoyo que han recibido del pueblo en la localidad.
Ella es una muchacha de solo 16 años de edad, de nombre Jhaila García Ramos, quien junto a su esposo Luis Miguel Reyes Regalado y su pequeña hija Mónica de las Mercede, el pasado 28 de setiembre irrumpieron en un local perteneciente a la Empresa de Bebidas y Licores, ubicado en la calle 86 # 9903, entre 99 y 101 que llevaba más de dos años inhabilitado.
Esta decisión la tomaron después de que las instituciones estatales a las que recurrieron les negaran la ayuda situación social, considerada por ellos crítica.
Según plantearon las gestiones a todos los niveles de gobierno resultaron agotadoras, consideraron apelar al Consejo de Estado, la Asamblea Nacional del Poder Popular y los órganos de dirección municipales. También hicieron referencia a la respuesta negativa y sarcástica que les diera el vicepresidente del Consejo de la Administración Municipal del Poder Popular de Güira, Alexander Collazo cuando se entrevistaron con él para exponerles los motivos por los que solicitaban la ayuda del gobierno. Al parecer la contestación de este cuadro de dirección, fue el detonante para que ellos tomasen la decisión de apoderarse de la casa oficina cerrada.
Se pueden constatar las múltiples muestras de apoyo solidario y simpatía que reciben de los vecinos de la comunidad, quienes conmovidos acuden a la casa ocupada para entregarles agua y alimentos a través de una ventana, y los exhortan para que no se dejen desalojar. Incluso el padre Frankie, párroco de la comunidad, en representación de la Iglesia Católica se personó en el lugar para dar apoyo espiritual a los cónyuges.
Luis Miguel es un joven de apenas veinte años, no obstante, manifestó sentirse traicionado por el sistema al cual está vinculado pues es militante de la Unión de Jóvenes Comunistas, es cuadro político y según plantea esta organización le dio la espalda a él y su familia.
Pero ¿por qué no tienen dónde vivir? Pues por problemas de violencia familiar, con la mamá de Luis Miguel que es paciente siquiátrica y el esposo, que terminaron en heridas con armas blancas en el estómago del joven.
La Policía Nacional Revolucionaria ha estado en el local a intimidarlo, lo amenazaron diciéndole que cumpliría dos años de privación de libertad, al igual que su mujer y que la niña se la darían a otras personas, después de llevar a cabo la “extracción”, que es la palabra utilizada para definir el desalojo.
Esta joven pareja junto a su bebé se encuentra sumida en la incertidumbre e inestabilidad sicológica y social. Si tuvieran la menor oportunidad emigrarían del país, porque aquí su futuro es incierto.
Artemisa, Octubre de 2016