Martes , 27 Junio 2017
Gloria y socialismo

Gloria y socialismo

LO DESCUBRIÓ una mañana el viejo líder Deng Xiaoping cuando comenzó el proceso de reformas radicales en China en la década del 70: hacerse rico es glorioso. Y su adelantado discípulo Xi Jinping, conocido como el Príncipe Rojo, disfruta ahora plenamente de esa gloria con un viaje por América Latina escoltado por una escuadra de empresarios chinos y miles de millones de dólares asomados a los bolsillos de sus trajes de lujo.

Ha visitado cuatro países -Brasil, Argentina, Venezuela y Cuba-, pero el mensaje se ha extendido por la región y lo han captado los pícaros de todas las tendencias políticas que ocupan cargos importantes y dormitan en los sillones presidenciales.

Xi Jinping viajó para abrirle nuevas parcelas económicas a los inversionistas de su país, golosear las materias primas y los recursos naturales y para dejar, en la vecindad del imperialismo, la marca y las avanzadas de la nación que aspira a ser la primera potencia mundial en los próximos años. El dirigente chino fue a afianzarse en aquel quicio.

El viajero asiático llevó en su agenda unas tareas políticas que le dan visibilidad en la zona como un benefactor generoso. Para esas misiones necesitaba también una buena chequera porque con discursos y abrazos nostálgicos no se le puede dar más tiempo de vida al castrismo arruinado, ni sacar del bache y los apuros a su amigo y compañero Nicolás Maduro.

Como las cifras de los convenios entre China y Venezuela en moneda dura son tan espectaculares, lo mejor es decir que firmaron 39 acuerdos de colaboración y empezaron lo que Jinping y Maduro llamaron una nueva «asociación estratégica integral». Con Raúl Castro, el hombre suscribió 29 acuerdos y concedió dos líneas de crédito. China es el segundo socio comercial de Cuba. Venezuela es el primero. El año pasado el intercambio entre Pekín y La Habana llegó a 1.880 millones de dólares.

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