Hace ya algunos años en Manzanillo, provincia Granma, se llevó a cabo la construcción de un acueducto catalogado por los funcionarios gubernamentales y la prensa oficialista como una inversión millonaria y que se supuso sería uno de los más modernos y mejores de la América Latina.
Hoy la realidad es otra pues los desvíos de recursos y la mala calidad en la obra propiciaron que fuera un desastre el resultado obtenido. Los manzanilleros se quejan de este acueducto, pues el abasto de agua a los pobladores es pésimo, y muy en particular, para los residentes de la llamada parte alta de la ciudad, que reciben este vital liquido en ciclos de cinco días o más y tienen que almacenarlo en tanques o recipientes -muchos de dudosa higiene- con riesgo de desencadenar epidemias de enfermedades parasitarias o diarreicas; entre ellas el cólera que azotó esta área geográfica y que se mantiene latente amenazado con su reaparición .
El director de la Empresa de Acueductos y Alcantarillado de Manzanillo, de nombre Eduardo Bauza, en declaraciones hechas a la población, justificó la ineficiencia e inestabilidad en los servicios a los ciudadanos, planteando que existía gran cantidad de salideros, pozos sin funcionar; así como ausencia de equipos tan necesarios como compresores, pues solo en toda la provincia, se cuenta con uno, lo que conspira para poder crear brigadas operativas de mantenimiento, que según su opinión sería lo que paliaría la crítica situación existente.
Como siempre se ofrecieron futuras y demoradas soluciones destacándose el otorgar algún presupuesto, la compra de los equipos inexistentes, apoyo gubernamental y donaciones de otros países como Arabia Saudita.
Mientras tanto continuará la falta del agua en hogares manzanilleros, en los lugares de prestación de servicios y empresas, estando presenten el riesgo constante de enfermedades; pues el régimen solo ofrece promesas y dudosas expectativas que han dado lugar a que todos se pregunten: ¿y el agua dónde está?
Manzanillo. Granma, 11 de junio de 2015.