La infraestructura de Manzanillo, pueblo situado en la provincia Granma, es pésima y resulta comentario obligado y permanente de sus pobladores. Han existido grandes irregularidades en empresas de comercio y gastronomía, y mala atención a los servicios brindados a sus pobladores.
En la Pizzería llamada Nápoles ubicada en la calle Merchán esquina a Masó, fue utilizada una pintura de mala calidad -por estar vencida- que no arroja el color azul que pudo haber sido deseado. De un número de veinte mesas en el salón para prestar el servicio, solo nueve pueden ser utilizadas y tienen en su mobiliario sillas en mal estado. La entrada a la pizzería se hace lenta, hay que pasar largas horas en la cola, y la oferta de sus pizzas no es la mejor, pues además de la mala confección, en algunos casos se adquieren frías.
En la céntrica calle Martí, la Carnicería Rex de los mal llamados “servicios especializados”, a pesar de la escasez de sus productos, sus equipos de climatización están rotos, lo que limita aún más las ofertas y horario de venta.
En el conglomerado poblacional de la Empresa Pesquera, situado en las afueras de Manzanillo, en la placita donde venden productos agrícolas existe escasa variedad de productos y la Empresa de Comercio Interior mantiene una mala estética, con paredes sin pintar y presencia de basura en su entorno, donde pueden proliferar los temidos vectores y roedores.
El poblado manzanillero urge de un rápido y decisivo accionar, así como de recursos para frenar y revertir el deterioro diario que sufre y cambiar la repulsiva y desagradable imagen que se aprecia por visitantes y por todos los que habitamos en sus predios.
Manzanillo, 14 de julio de 2015.