1.- Información real, concisa y ausente de discursos emocionales.
2.- Demostrar a nivel internacional que la sintonía entre todos es real.
3.- Tener un discurso adecuado que pueda ser asumible por aquellos que nos escuchan.
4.- Hacer peticiones y tener objetivos razonables y que se puedan alcanzar.
5.- Utilizar un lenguaje positivo y no recriminatorio. El problema es nuestro.
6.- No alejarnos nunca de la defensa de los Derechos Humanos como base universal de convivencia.
7.- Alejarnos de los intereses ajenos a la defensa de los Derechos Humanos.
8.- No politizar el discurso.
9.- Procurar tener cierta empatía con los actores externos para que finalmente compren nuestro discurso
10.- La solidaridad debe de ser de doble vía, no sólo hacia nuestra causa.
(Extraído de la ponencia presentada por Elena Larrinaga en el evento Cuba 2013: realidades y perspectivas, 28 de enero de 2013, Fundación Konrad Adenuaer, Mexico, DF.)