La noticia de que el gobierno brasileño contrataría el servicio de alrededor de unos seis mil médicos cubanos ha dado paso para aquella frase cubana: se armó la gorda. Y es que el anuncio es nitroglicerina para la suspicacia.
Un amigo me comentaba que las protestas de hace unos meses que obligaron a Dilma Rousseff a tomar la decisión de adelantar este convenio, bien podrían haber sido organizadas por el gobierno cubano, creando la necesidad para luego ofrecer la solución, y el planteamiento me resultó creíble.
El gobierno cubano es hábil en provocar. Acreditado está el temor de muchos gobiernos del área al enfrentamiento con los hermanos Castros, conociendo como conocen su capacidad para organizar la anarquía; Madrid conoce de ello, médicos cubanos han estado en los orígenes de las revueltas en el sector de la salud.
Los actos de acoso sucedidos en Brasil contra Yoani Sánchez y en Madrid contra Berta Soler, entre otros, son réplica de los actos de repudio que se realizan en Cuba y en los que el gobierno castrista tiene vasta experiencia. Los nexos de varios de estos grupos que realizan “protestas” o “manifestaciones” poco pacíficas y mucho menos cívicas con la policía política cubana se evidencian en sus ideas y eslóganes (copiados de conocidos pogromos), cuando no de una abierta simpatía hacia los Castro, lo que es un indicador del poder de subversión que aún conserva la vetusta dictadura cubana.
Pero a mi modo de ver hay en el tema de los médicos cubanos otras componentes además del gobierno Brasileño. Habría que examinar el auxilio que presta la Organización Panamericana de la salud, que con su presencia en la negociación disfraza de programa de cooperación un tratado mercantil por el cual el gobierno cubano se embolsará alrededor de 511 millones de dólares anuales y desembolsará por este servicio 19 millones 200 mil dólares, lo que representa un beneficio neto de 491 millones 800 mil dólares anuales para la dictadura.
Según la “Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios” se considerara como tal a “toda persona que vaya a realizar, realice o haya realizado una actividad remunerada en un Estado del que no sea nacional”.
Los médicos cubanos entrarían en esta categoría a no ser por este apartado: “Las personas enviadas o empleadas por un Estado fuera de su territorio, o por un empleador en su nombre, que participen en programas de desarrollo y en otros programas de cooperación” Lo cual se justifica con la presencia en las negociaciones del Cubano Joaquin Molina quien representa a la Organización Panamericana de la Salud en Brasil.
La vice-ministra de salud de Cuba, Marcia Cobas, ha afirmado en la Universidad Brasilia donde asistió a la inauguración del módulo de acogida y evaluación para los profesionales cubanos participantes del programa Mas Médicos que estos van recibir entre un 40 y un 50% de los salarios establecido.
Según informaciones recibidas por Médicos cooperantes en Venezuela, Cada médico cubano recibe mensualmente 50 CUC (peso convertible cubano de igual valor al dólar) y 375 pesos cubanos (Moneda Nacional cubana) aproximadamente unos 15 dólares. También cada mes se les retienen 125 CUC que podrá cobrar el titular cuando viaja a Cuba de vacaciones o al término de la misión, cuando se le entrega otra cantidad que es proporcional al cargo y al tiempo trabajado. Reciben además el equivalente a 150 dólares para gastos personales y de alimentación en el país donde se desempeñan y en la moneda de ese país. En total son unos 400 dólares mensuales en el mejor de los casos.
El método de pago y las retenciones constituyen además de una arbitrariedad una herramienta de anclaje y coerción, diseñada para evitar “deserciones”; añadámosle a esto las restricciones en la movilidad, el control a sus comunicaciones, la vigilancia a la que son sometidos, además de la imposibilidad de viajar con familiares como los demás profesionales que participan en el programa .
Geraldo Ferreira presidenta de la Federación Nacional de Médicos (Fenam). Ha afirmado no estar de acuerdo en la triangulación del pago a los médicos, mientras que las demás partes del programa lo recibirán en sus cuentas. Ademas el profesor de la USP y experto en derecho laboral, Marcus Orione, dijo que legalmente el contrato de los médicos cubanos es algo inusual.Mientras que el Abogado General del Estado Luís Inácio Adams habia dicho que no tendrían derecho de asilo, esto sugiere que ha habido un debate o al menos una reflexión sobre los términos de la contratación, no es posible entonces que el ministro de sanidad Alexander Padilha y el representante de OPS en Brasil, Joaquín Molina (cubano) responsables directos de esta negociación, declaren no conocer el salario que recibirán los médicos cubanos.
Evidentemente, las partes han prestado más atención a las cuentas y las medidas restrictivas, que en los derechos de los trabajadores cubanos. La Fiscalía Federal en el Distrito Federal (MPF-DF) decidió el martes 27 agosto, iniciar una investigación civil sobre las denuncias de presuntas violaciones a los derechos humanos de los cubanos.
La investigación la realizará la Procuraduría del Distrito Federal, quien dijo que el martes que solicitó información a los ministros de Salud y Educación, Aloizio Mercadante, y las Organizaciones Panamericana de Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El Fiscal Federal quiere además, tener acceso a una copia del “Acuerdo sobre la cooperación técnica para mejorar el acceso de la población a la atención básica de la salud”, que fue firmado por el Gobierno y la OPS. Tras la recepción de la solicitud de información, las autoridades tienen 15 días para responder a las preguntas.
El gobierno brasileño y la OPS debieron considerar estos aspectos antes de suscribir este convenio, porque esta “huida” del derecho laboral internacional propiciada al disfrazar de acuerdo de cooperación lo que en realidad es un negocio, es éticamente inaceptable. Aunque muchos cubanos prefieran convertirse en mano de obra esclava, como vía para salir del país y ayudar a sus familiares que subsisten dentro de la Isla, están siendo discriminados de manera evidente y organizaciones como la OPS y gobiernos como el de Brasil, que intentan un comportamiento democrático no deberían aparecer asociados a estas actuaciones.