Martes , 27 Junio 2017

Como prisioneros de la muerte

Como pasajeros de una nave en medio de una tormenta, miles de seres humanos encarcelados por la dictadura sufren la conculcación de sus derechos más elementales y son sometidos a los más crueles y demenciales tratos que incluyen sádicas torturas y brutales golpizas.

Las cárceles cubanas suelen carecer de condiciones mínimas de salubridad, la carencia de agua potable, de drenajes, letrinas y las inmensas filtraciones a las que hay que adicionar los altos índices de hacinamiento, la falta de asistencia médica, medicamentos sumado al hambre como castigo, principal causa de elevados índices de desnutrición, sin que tampoco falten los tratos crueles, inhumanos y degradantes, conformando así un sistema de destrucción de valores humanos sin precedentes en la historia de la humanidad.

El asunto no es nuevo, pues el tema se repite y vuelve a repetirse y al parecer el gobierno y su cúpula política se rehúsan a visualizar los crímenes y actos violatorios, o tal vez los ve, pero el cinismo y el doble rasero lo ciega, como la típica frase de Ojos que no ven corazón que no siente.

Mientras desde el interior de las cárceles siguen brotando gritos desgarradores de dolor , crueldad e injusticia, todo indica que los militares continuaran ejerciendo impunemente la represión y la violencia contra los sancionados, solo comparado con lo crímenes perpetrados por los nazis contra los judíos durante la segunda guerra mundial en los campos de concentración.

¿Hasta cuándo se seguirá repitiendo año tras año la misma historia? Se pregunta el prisionero político Armando Sosa Fortuni de 71 años de edad quién ya cumplió 19 de una condena de treinta años y su estado de salud es crítico e incompatible totalmente con el régimen de reclusión.

Algo que no puede negarse es el rigor y la violencia vinculada al terror en las cárceles cubanas y en especial como viven y son tratados los presos políticos en condiciones muy difíciles, la mayoría enfermos y corriendo un peligro para sus vidas constante, otro prisionero político Humberto Eladio Real Suarez de 45 años de edad y que también ya arribó a 19 años argumentó “que está convencido de vivir como un prisionero de la muerte” éste hombre pasó 17 años en solitario sin contacto humano y sin ningún elemento de estímulo, durante todo este tiempo esperó pacientemente viniesen a fusilarlo no en balde asegura sentir tan cerca la presencia de la muerte.

Por otra parte, centenares de condenados son sometidos a aislamientos en solitario durante largos períodos de tiempo; tratados como fieras en espacios sumamente reducidos y sin que reúnan las condiciones mínimas de encierro.

Lo cierto es que las cárceles al servicio de la tiranía, después de más de medio siglo continúan evidenciándose como superpoblados cementerios donde miles de seres humanos pierden los sueños, las esperanzas y hasta la propia ilusión de seguir viviendo; sin lugar a dudas está más que claro; el gobierno de la isla le sigue haciendo honor a aquello de que la cárcel y el cementerio giran en combinación.


 

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