Fui liberado el pasado 13 de agosto, después de cumplir 12 largos años de condena por delitos que nunca cometí e incluso nunca pudieron probar. Cumplir una condena es muy difícil para un ser humano; más aún para un hombre de paz que lo recluyeron por el ejercicio de su libertad de pensamiento y como si fuese poco le confiscaron hasta la humilde vivienda que poseía y desmedidamente penetraron sus vínculos familiares hasta lograr dejarlo en total abandono filiar.
Durante el trascurso de todos estos años de cárcel, viví y sufrí cosas ignominiosas y perversas que atentan contra las buenas costumbres de una sociedad civilizada. En estos duros años de encierro y de violaciones a mis derechos humanos; de dolorosas perdidas familiares y de demenciales injusticias; siento que nunca pudieron doblegarme, tampoco pudieron arrebatarme la dignidad, la moral y el espirito de lucha que me caracteriza.
Durante todos estos años seguí apelando a la verdad como mi principal arma; desde las mismas entrañas del monstruo me di a la tarea de desenmascarar el verdadero rostro del totalitarismo cubano, la podredumbre del sistema carcelario y su papel genocida y violador de derecho humanitario internacional; que lejos de rehabilitar y construir; emplea métodos represivos contra los presos de extrema crueldad, dejando a su paso horrorosas huellas de destrucción y muerte.
El rigor de las cárceles cubanas y en especial el que se aplica a los prisioneros políticos es extremo e inhumano; si algo me preocupa y tengo bien presente cada día, es la vida de mis compatriotas que siguen en las cárceles en condiciones muy difíciles, la mayoría enfermos y corriendo un peligro para sus vidas constantes.
A pesar de todo lo sufrido no me amilano, ni doy un paso atrás en mi pensamiento; alzar las verdades en defensa de los derechos y libertades de pueblo, de los pobres, oprimidos y humildes sigue siendo mi más austero compromiso; es cierto que enfrento una situación personal muy difícil… sin un hogar, sin recursos y acabado para muchos.
Mucho he sufrido, y si he tenido fuerzas para tanto y si aún conservo fuerzas para seguir luchando se lo debo a dios y a la dignidad que prevalece en mi sentir… sobran las ideas de principios que nada, ni nadie podrán encarcelar, ni someter; soy de los que piensa que a un hombre lo pueden destruir; le pueden quitar la vida; pero jamás podrán vencerlo.
Agradezco con sinceridad a todas aquellas personas de buena voluntad que se solidarizan con mi causa; que es la causa de todo un pueblo; ante las adversidades y penurias les puedo asegurar que no vamos a cansarnos, vamos a continuar luchando por cuales quiera y difíciles que sean las condiciones.
La Habana Cuba 26 de agosto 2013.