Martes , 27 Junio 2017

Calzada de Jesús del Monte

Calzada de Jesùs del Monte 1_resizeEn el año 1948, se publicó el libro del poeta cubano Elíseo Diego: “La calzada de Jesús del Monte”, en el primer poema de este libro se podía leer la siguiente afirmación: “Por la calzada más bien enorme de Jesús del Monte”.

Hoy, 77 años después de la publicación de este excelente poemario, ya no es posible que se pueda afirmar lo mismo, ahora Jesús del Monte, no parece enorme ni tampoco parece una calzada, sino más bien un resumen de lo que es el deterioro en la Habana.

En cualquiera de sus cuadras es bien notable el destrozo en las fachadas de la casas, en los comercios estatales y en los particulares. Balcones a punto de derrumbarse, portales sucios y algo que abunda en la Habana que es el bandolerismo, está bien presente a lo largo de toda la calzada que se ha convertido en un lugar propicio para que los carteristas encuentran allí una zona propicia para sus actos de hurto.

Se puede afirmar que por Monte hay que caminar con los ojos bien abiertos, sin alguna joya encima y con el dinero escondido en alguna parte del cuerpo, porque llevarlo las mujeres en la cartera no les asegura que le corten las asas y la hagan desaparecer de mano en mano, como decimos los cubanos: “en lo que canta un gallo”.

La imagen que muestra hoy esta concurrida calle habanera se contradice con esas propagandas de restauración y conservación de nuestra Habana, por parte de los medios oficiales de difusión del gobierno. Hubo un momento en la historia que después de pintarle un poco las fachadas a los edificios se hizo una gran propaganda que nombró la calle MONTELIMBO, que quería decir Monte limpio y bonito.

En estos momentos se encuentra en ruinas, pero de mantenerse esta situación, un día, cuando se camine por allí, podría preguntarse ¿dónde está Monte? Este hecho, que para nada deja de ser triste, puede que no signifique algo para las nuevas generaciones, que no vieron una noche esta calle en su pleno esplendor; pero para otros que no son pocos, significa el abandono en que se encuentra sumida la Habana y la ausencia de responsabilidad.

Habría que añadir que es uno de los malos ejemplos para las nuevas generaciones, que ven el poco valor que se le da a aquello que debería ser protegido.

La Habana, 18 de julio de 2015.


 

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