A medida que va trascurriendo el tiempo, las fuerzas represivas del país van aumentando el ritmo de violencia a la hora de actuar contra cualquier ciudadano cubano. El respeto a los derechos humanos se ve mancillado a diario, y no son solo a los disidentes, sino que incluso se traspasa el límite de no considerar a los niños.
Tamariz Valle Miranda, con domicilio en calle 96 entre 87 y 85, en el artemiseño municipio de Güira de Melena, fue víctima de esta violencia junto a sus dos pequeños hijos, cuando de un auto marca Lada, con matricula particular y de color blanco, descendieron cuatro hombres –frente a la puerta de su casa- y comenzaron a golpear a su esposo nombrado Rosendo Triana Vilareño.
En ese momento Rosendo se disponía a salir en su bicicleta y los hombres lo derribaron al suelo. Unos jóvenes que estaban frente a su casa, se disponían a intervenir, por la forma en que sucedieron las cosas, pensaron que era un asalto; ya que los que estaban en el carro no se identificaron en ningún momento, lo que hicieron fue sacar las armas y allí estaban presente los hijos de Tamariz, según ella cuenta, sendos varones de seis y ocho años, nombrados Michel y Maikol.
Refiere Tamariz que a ella la apuntaban con la escopeta y los niños estaban atemorizado al ver aquello al igual que atónitos estaban los vecinos por los acontecimientos.
“Al rato se personaron en mi domicilio cuatro autos patrullas de la Policía Nacional Revolucionaria con alrededor de 30 oficiales para efectuar un registro; me revolcaron todo. Yo les preguntaba el porqué de todo aquello y ellos nada me contestaban, pasado un rato vino otro oficial de esos que tienen dos estrellas en el cuello de la camisa y me dijo que mi esposo era sospechoso de un robo y por eso había sido detenido bajo investigación. No había necesidad de tanta violencia, porque como él mismo dijo era sospechoso, por lo tanto no había lugar para tanta agresividad, que los niños habían presenciado todo aquello, además de que nunca nadie se identificó como oficial de policía y mi esposo no se había resistido a la detención”. Explicó la señora Valle, sin apenas respirar.
Nadie le dio respuesta oficial a esta mujer sobre la salud de Rosendo, que ella asegura está seriamente golpeado. Tampoco se lo dejaron ver al principio, porque según le plantearon la Ley les da el derecho de tenerlo 7 días incomunicado. Lo trasladaron para Artemisa, donde se mantiene bajo investigación y ella lo puede visitar los viernes, a pesar que no han encontrado ninguna evidencia en su contra y como es natural al haber pasado el tiempo se borran las marcas de los golpes.
Artemisa, 4 de agosto de 2015.