Juana Castillo Acosta, vecina de calle 1 C s/n entre 4 y 7 Final, en Bejucal, provincia de Mayabeque, con carné de identidad No. 71031626672, denuncia lo siguiente:
“El 23 de septiembre de 2012 llevábamos 3 días en huelga de hambre en nuestra vivienda, mi esposo Osvaldo Rodríguez Acosta y yo, porque nos oponíamos a que nuestro hijo de 24 años de edad, nombrado Osvaldo Rodríguez Castillo, fuera reclutado para el Servicio Militar, al que había estado siendo citado desde los 16 años”.
“Ambos somos miembros del Movimiento Alianza Patriótica, fundado por mi esposo. Ese día a las 11 de la mañana irrumpieron en nuestro hogar, derribando la puerta, 6 miembros de las fuerzas represivas encabezados por el coronel de la Seguridad del Estado Alberto Álvarez Rivero, sin mostrarnos órdenes de registro, en una clara violación de domicilio y además nos golpearon”.
“Media hora después se presentó la Brigada Especial y estando dentro de la casa, nos arrestaron a los tres, sin una orden de detención; y también -sin nuestro conocimiento- se llevaron esposado a nuestro hijo menor, de 12 años, Cristian Rodríguez Castillo, al cual liberaron más tarde, y tuvo que quedarse con su abuela paterna”.
“Posteriormente, volvieron a la casa y efectuaron un registro, igualmente de forma ilegal, pues no se encontraba ninguno de los moradores. Se llevaron 350 cuc, el cargador de una cámara digital, diversos documentos y un celular. El celular me lo devolvieron pero sin el cargador”.
“A mí me liberaron al cabo de 3 meses y 10 días, el primero de enero de 2013, y tanto mi esposo como mi hijo mayor, continuaron detenidos. A los tres nos acusaron de Atentado, pese a ser los agredidos –pero eso forma parte de los métodos del totalitarismo- y la Petición Fiscal contemplaba 11 años de privación de libertad para mi esposo, 8 para mi hijo y 5 para mí”.
“El juicio se celebró el 21 de marzo de 2013. A mi esposo lo condenaron a 10 años, 7 a mi hijo; y yo quedé en 5 años de trabajo correccional sin internamiento. Todo se fundamentó en que el coronel Alberto Álvarez Rivero alegó que en el asalto le hicieron un hematoma (chichón), lo que sucedió en un movimiento defensivo de mi esposo. Para completar el castigo los internaron de forma separada en el Combinado del Este, al padre y en Valle Grande al hijo, lo cual me dificulta las visitas, además de no tener ninguna entrada económica”.
“El 30 de abril no dejaron pasar a la visita en el Combinado a Leonardo Frómeta Paredes, miembro de su movimiento y que está en la lista de los visitantes, por lo que el 2 de mayo se manifestó en protesta porque no le dejaron pasar la visita, por tener a su hijo en otra prisión y por la condena excesiva e injustificada; y lo trasladaron a una celda de castigo. Ese día no le dieron comida ni aseo y al día siguiente no le suministraron almuerzo. Estuvo allí hasta el 10 de mayo y cuando salió se plantó en huelga de hambre, retornándolo ese mismo día para la celda de castigo”.
“El día 16 de mayo me permitieron verlo por 5 minutos con la intención que lo convenciera para que dejara la huelga, a lo cual se negó, si no atendían sus demandas. El 22 de mayo y el 5 de junio fui a visitarlo pero no me han dejado volverlo a ver”.
“El último día de mis visitas, Alcides, del Área Especial y René, jefe de Reeducadores, me dijeron que lo habían llevado obligado a ponerle un suero, aunque él no quería asistencia médica y me informaron que estaba muy mal de salud. Esto es lo mismo que critica el gobierno de los que están en huelga de hambre en Guantánamo”.
“No dispongo de recursos, ni siquiera cuando tuvimos que pagar al abogado; aunque solicitamos a la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional que fuéramos declarados presos políticos, nos contestaron que Amnistía Internacional todavía no se había pronunciado. Yo me pregunto ¿a qué esperan? Nosotros no hemos hecho nada, solo pensar diferente que el régimen y vivir en un pequeño pueblo lejos de la civilización, donde reina la anarquía, por lo que deberíamos ser los tres presos de conciencia”.
“No estamos recibiendo ayuda de ningún tipo, ya que no es de conocimiento de alguien que existimos y que solo por nuestra oposición al régimen estamos cumpliendo prisión. Todo nuestro proceso ha sido ilegal. Mi esposo se puede morir, ya que está muy sensibilizado con el hecho de que nadie le hace caso y que el régimen prepotente no oye sus reclamos. La situación se ha prolongado en exceso y necesitamos apoyo urgente”.