Martes , 27 Junio 2017

¡Vamos a podar!

Me referiré a algo novedoso: ¿cómo podamos las matas en Cuba?

Sí, es  tan simple como la necesaria poda de los árboles en determinadas épocas del año, para evitar que las frondosas ramas, muevan los cables y ocasionen averías en el obsoleto entramado de las redes eléctricas cubanas.

Para comprender de la forma que se trabaja esta tarea en la Isla, lo haré contando cómo comenzó el día de la poda; mi jornada y la de todo un barrio.

Cuando nos disponíamos a levantarnos, y a preparar el desayuno, entonces llegó el apagón, y todos nos quedamos bloqueados -apenas por unos minutos- pues los largos años de vicisitudes han educado al cubano a superar esos “pequeños” inconvenientes. Por eso, lo primero que hago es adaptar el cerebro a la época en que nuestros antepasados vivían con la iluminación de una vela; ahora un poco más modernizado por la tecnología, activo las lámparas recargables, y continúo la preparación del día,  blasfemando todas las malas palabras aprendidas a lo largo de la existencia, tengo que continuar mi trabajo doméstico.

Al fin, una vez terminados los quehaceres, salgo de mi casa y me incorporo al tráfico social, cuando bajo a la calle y camino, veo en uno de los callejones adyacentes, un camión de la Empresa Eléctrica y un batallón de personas pertenecientes a la Brigada de Poda. No me tomo el trabajo de contarlos, pero basta decir que se trata de mucha gente, en mi opinión más de la necesaria para efectuar el trabajo.  Entonces comprendo las razones del apagón, y me alegro de irme del lugar, pues como otras veces, sé que esto durará por lo menos 8 horas, asumiendo el hecho de forma bastante conservadora.

Cuando camino por el barrio, entonces me percato que ese día, los vecinos no tendrán luz, pero los comercios trabajarán a media máquina, si es que lo hacen; el Banco cercano puede que brinde algún servicio, pero no lo creo; la Empresa Estatal de la esquina, tendrá que encender un grupo electrógeno, si es que tiene combustible para hacerlo; los semáforos y sistemas relacionados con estos no funcionarán, creándose el caos, automóviles apiñados en las calles con mucho tráfico, transeúntes disgustados, etc.

Ahora bien, cuento esto para que se pueda hacer un análisis sobre la situación cubana actual. Como se puede apreciar de esta historia introductoria, en primer lugar nadie sabe ni le importa lo que es una economía; si algo como esto sucede en cualquier país civilizado del mundo, podemos imaginar las consecuencias, podría ser hasta una huelga general, con todas las pérdidas y problemas que conlleva.

Pero lo más interesante es que el nivel de adaptación en nuestra isla, ha sido tan grande que alguna gente se molesta por momentos, pero sigue la vida como si no ocurriera nada y la mayoría ni se inmuta. Después la culpa de los problemas del país la tiene el bloqueo, pero la realidad es que  el Estado es quien crea el caos, y por consiguiente no tiene interés en el desempeño económico.

Es por eso que si se analiza lo anterior y se proyecta hacia otras circunstancias,  se podría deducir que aquí una huelga, no tendría mayores consecuencias que las que ocasiona la poda de los árboles en barriadas enteras.

Una amiga me cuenta que en la esquina de su casa hay una Brigada de Poda, que estuvo desde las 10 de la mañana hasta las 5 de la tarde trabajando en un solo árbol; ella llegó a pensar que las sierras que tenían eran inapropiadas para la tarea, y lo que más la exaltó, fue cuando me dijo: “Eran por lo menos diez hombres, incluido un jefe”.

Como es natural no hay desempeño económico de un país que resista esto, y al parecer nadie se percata o no quieren concientizarlo; se puede constatar que  en centros de trabajo, donde tiene que haber uno, hay 5 o 6, y el aprovechamiento de la jornada es pésimo, se pagan salarios desastrosos que no cubren las necesidades de los trabajadores, pero que sin dudas han contribuido a arruinar el país.

Llego a los alrededores de mi casa cerca de las cuatro de la tarde, pero todavía no han puesto el servicio eléctrico, cuando entro en un comercio cercano, veo que los trabajadores están sin hacer nada y solo vendiendo lo que pueden, pues el aire acondicionado no está funcionando.  Antes este comercio tenía una planta eléctrica, pero de tanto uso se ha vuelto un tareco que funciona mal, y además no tienen combustible.

Como una paradoja solo funcionan bien los negocios particulares, que el Estado tolera a regañadientes, los agobia con impuestos e inspectores, y los vigila a fin de que “metan la pata”, para cerrarlos. Si bien esto ha mejorado algo en los últimos tiempos, pues se han percatado que esta forma de trabajo ocupa a cientos de miles de cubanos, según las mismas cifras entregadas por el gobierno.

He puesto como ejemplo del desastre predominante, a la Empresa Eléctrica y sus Brigadas de Poda, pero esto no quiere decir que sea la única actividad que funcione así y que coopere con el caos reinante. Cabría ahora hacerse una pregunta: ¿cómo se realiza este trabajo en el resto del mundo civilizado, donde todavía la electricidad se lleva a las casas con tendederas colgando en las calles?

Estoy seguro que ejecutan la labor y  no dejan sin luz un barrio entero, no frenan el comercio ni la economía local, porque todo es cuestión de técnica y voluntad; bastaría desconectar circuitos más pequeños, donde la poda realizada por brigadas eficientes, dure cuestión de minutos.

Claro que en siglos anteriores nuestro país era uno de los más civilizados del mundo; actuó como crucero de miles de barcos, personas y culturas a lo largo de 500 años; fue el sexto del globo terráqueo en tener ferrocarriles, el cuarto de América en tener televisión y donde primero se escuchó un teléfono en español.

De igual forma se podría definir cualquier otro tipo de funcionamiento de importantes servicios, y no quiero causar risa, pues se trata de una tragedia; aunque los cubanos no terminemos todos encerrados en un manicomio, pues al parecer Dios nos dio una coraza de acero níquel para poder soportar todos los momentos difíciles que hemos vivido, lo que nos ha convertido en una especie de mutación genética, que come chicharrones sin dientes.

La forma en que una amiga me definió el problema, la considero brillante, ella dijo: “Cuba es como un barco que se está hundiendo, y los tripulantes, en vez de achicar el agua que entra, lo que hacen es echarle cubos de agua en la cubierta.

La Habana, 8 de diciembre de 2015.


 

Scroll To Top