Martes , 27 Junio 2017

Una historia que merece ser contada

Aydelis Ramírez Gutiérrez vivía en Casal #115, en el pueblo de Manzanillo. en un cuarto donde dormían 10 personas. Ella tiene 29 años de edad y dos hijos por cesárea: Lisandro Martínez Ramírez de 6 años de edad y Jefferson Silveira Martínez de 2. Ella padece de la glándula tiroides, glaucoma y de trombopatía (alteraciones en las plaquetas); además ha sido operada de quistes en los ovarios y de la vesícula; los médicos decidieron practicarle una ligadura, aunque refirió la información, no desea dar los nombres de los galenos.

El 10 de diciembre de 2014 le realizan la intervención quirúrgica y al año y dos meses comienza a presentar los síntomas propios de una persona en estado de gestación y asiste al Hospital Gineco-Obstétrico “Fe del Valle” de la localidad y allí le corroboran su embarazo, por un fallo en la ligadura aplicada. No se le puede realizar la interrupción por su enfermedad trombopática.

Ya con 37 semanas de gestación y sus dos pequeños hijos, estuvo caminando por las calles manzanilleras buscando un lugar para vivir, pues su caso lo había planteado a varias organizaciones y no fue escuchada, pues no tuvo respuesta alguna.  En la calle José Miguel Gómez #161 esquina Ana Segrera encontró un local que tenía seis años cerrado sin que el gobierno se lo hubiera facilitado a personas necesitadas de vivienda, a pesar de que en esta zona existe un alto índice de carestía de techo.

El local en otros tiempos fue una escuelita donde recibían clases los obreros del Taller de Confecciones de Corte y Costura Antares Camilo Cienfuegos conocido como “La Aguja”, donde confeccionaban entre otros uniformes y lencería. Este local deshabitado y cerrado se entregó al Instituto de la Vivienda.

La señora Aydelis Ramírez lo ocupó de forma ilegal, pero al mes de estar viviendo, fue visitada por el Director Municipal de la Vivienda y por miembros del Ministerio del Interior y amenazada con ser desalojada y llevarle una ambulancia y un carro de bomberos. Los vecinos de la cuadra la apoyan para que no abandone el local por su situación crítica; ya que, debido al fallo en el procedimiento médico, volvió a quedar en estado de gestación y en el cuarto donde estaba viviendo hay un gran hacinamiento. Recién se le realizó una tercera y arriesgada cesárea -por las enfermedades que padece- y al ser dada de alta retornó al lugar que ocupó y del cual la amenazan con ser desalojada.

En nuestro municipio hay muchos locales cerrados -incluso por años- y a las personas que por la gran necesidad de vivienda que existe en el país, los ocupan, de forma inmediata se les aplica el desalojo. Por ejemplo, un local en la calle Loynaz que fue ocupado por dos familias que fueron desalojadas, y sin embargo continúa cerrado y propiciando la proliferación de mosquitos, cucarachas y roedores transmisores de enfermedades. Esto es más grave aún si se explica que el local es contiguo a la tienda de víveres conocida como “La Invasión”.

Por años ha sido una política general del régimen en todo el país mantener lugares cerrados que se echan a perder por la falta de mantenimiento, sin que se les entreguen a personas que tienen mucha necesidad de vivienda, lo que implica que no se les da un noble uso social, prefieren que se consuman por la falta de atención.

 Manzanillo, diciembre de 2016.


 

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