Martes , 27 Junio 2017

Una aparente información

En la calle Adolfo Castillo haciendo esquina con Enrique Guilar, en Guanabacoa, semanas atrás las personas hacían una cola para comprar el pan en la panadería del lugar. El expendio fue trasladado al doblar, algo que puede suceder por cualquier circunstancia o decisión administrativa, pero los clientes no pueden dejar de conocerlo.

Se supondría que la gente debería enterarse por un cartel que allí existe, pero eso es muy difícil dado que es casi ininteligible según puede apreciarse y al descifrarse expresa lo siguiente: “Información a la población. A causa del peligro de derrumbe de la casa de las Cadenas, el pan se despachará por la calle División. Gracias”.

Es cierto que ese inmueble está en un estado ruinoso, pero no solo ofrece peligro para los que hacían la cola, sino también para los que se sientan allí y en la propia casa en ruinas, que no se molestan en hacer el enorme esfuerzo de tratar de entender el letrero y además a los transeúntes que pasan por esa calle, que no se ha cerrado al tránsito.

Al parecer la preocupación de las autoridades locales es que -en caso de derrumbe- no haya muchas víctimas, que llamarían la atención, lo cual ocurriría si allí se vende ese artículo racionado; pero uno o dos lesionados no serían preocupantes, por su escaso número.
Una medida elemental sería cerrar la vía y así impedir el tránsito y permanencia de personas y vehículos, aunque el estado de esa edificación lo que aconseja es derruirla.

Tal y como es común en este país a todos los niveles, en lugar de buscar una solución definitiva, que sería la demolición de ese esqueleto urbano, se sale del paso con un simple letrerito que posiblemente una llovizna hizo tan borroso.

Es indudable, sin embargo, que la Empresa de Demoliciones de La Habana tiene una tarea gigantesca y posiblemente no da abasto ante las tantas urgencias que demanda la desvencijada ciudad, pero en medio de la situación imperante en la capital lo que se impone es dotarla de los medios técnicos y humanos que le permitan hacerle frente al deterioro prevaleciente.

Ya que el desgobierno y la negligencia de las autoridades han propiciado que exista una capital que parece salida de una guerra, comparable a las afectadas por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial o con las victimizadas por los conflictos en el Medio Oriente, no les va a quedar más remedio que mantener una flamante y poderosa empresa de destrucción, que podría tener como lema: “Revolución es derruir”.

La Habana, 30 de junio de 2015.


 

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