Carta Abierta a Patricia Mora Castellanos Presidenta del Frente Amplio, Costa Rica
Doña Patricia Mora Castellanos
Presidenta del Frente Amplio
Presente
Me permito dirigirme a usted en ocasión de haber leído un artículo que llegó a mis manos gracias a estos medios novedosos llamados redes sociales. El artículo en cuestión se titula, “Chávez murió invicto”.
Antes de darle mi opinión de su escrito, sabiendo que no me la ha pedido, pero entendiendo que su campaña electoral se basa en la pluralidad democrática y realza los atributos intelectuales de la mujer y su participación en la vida pública de sus naciones, me quisiera presentar como soy. Una venezolana con profundas raíces en Venezuela, cientos de años de tradición familiar en ese suelo que me vio nacer y al que amo profundamente. Además y para rematar mis bendiciones, tuve la dicha de vivir cinco maravillosos años en su país, Costa Rica. Llevo a Venezuela y a Costa Rica muy clavados en mi alma y quizás eso es lo que me motiva a escribirle hoy.
Al comenzar a leerla, me encontré con una frase desgarradora que dice “Ante algunas muertes, uno no puede dejar de maldecir la traición, la mala jugada con que el cuerpo puede sorprendernos”. Y estoy totalmente de acuerdo con usted, la muerte es dolorosa para los que quedan vivos, para los que quedan llorando al muerto.
En mi país, por ejemplo, entre un sistema judicial corrupto con más del 80 por ciento de los jueces nombrados a dedo, un sistema policial podrido que abusa de su poder y un tráfico de influencias atroz, la impunidad alcanza un grotesco 97 por ciento, al día de hoy.
Cuando Hugo Chávez llegó al poder, en el país se manejaban cifras de 4.550 homicidios al año, cifra que era ya preocupante en ese momento. En el 2013, se cerró con la escalofriante cifra de 24.763 personas muertas, pero no de enfermedades tratables, no por malas jugadas del cuerpo humano, no en clínicas dispuestas para sus cuidados. Esas son muertes violentas, en manos de un hampa desatada que asalta con armas largas a los desafortunados que se les cruzan en el camino a los delincuentes (cifras no oficiales, obvio). Los asesinatos aumentaron un 444% en Venezuela durante los 15 años de chavismo. Decir que en la morgue de Caracas entraron en un fin de semana 100 cuerpos, ya no sorprende a nadie.
También estoy de muy acuerdo con usted cuando dice que a partir de ahora debemos hablar de una Venezuela y un continente anterior y posterior a Chávez.
Hugo Chávez Frías sembró el odio de clases en una población que, aun con diferencias, se toleraba y se respetaba. Hugo Chávez destruyó el aparato productivo del país y puso a Venezuela a importar más del 70 por ciento de los productos que consume. Él y sus cómplices acabaron con nuestra empresa petrolera. Pusieron a PDVSA, la poderosa PDVSA, a fabricar lavadoras y secadoras y a importar alimentos que antes producíamos. Los neófitos que colocaron quemaron refinerías, causaron accidentes gravísimos.
Se inventaron negocios de importación de alimentos y dejaron dañar miles y miles de kilos de comida en los puertos de Venezuela, pues el verdadero negocio “socialista” era sacar dólares del riguroso control cambiario que nos tiene asfixiados desde hace años, no llevarle comida al pueblo. Puede revisar la palabra PUDREVAL en Internet, para que entienda las dimensiones de semejante caso de corrupción. ¿Y sabe algo? Nadie fue, nadie sabe nada…
Venezuela cambió, doña Patricia, es cierto, porque ahora hay que resguardarse en su casa de día para que no te maten por un par de zapatos o un celular. Si vas al cine, entran a la sala y roban a todo el mundo. Si vas a comer, entran, roban, comen, se limpian con una servilleta y se van. Para hacer mercado, debes recorrer cuatro y cinco locales para poder abastecerte. Te limitan la venta de los alimentos por la galopante escasez. Y así va todo, como decimos en mi país “palo abajo”. ¿Sabía usted que los presos tienen discotecas dentro de las cárceles, aupadas y financiadas por la flamante ministra del Poder Popular para el Sistema Penitenciario? Ellos, mandan dentro y fuera de los penales bajo la complicidad cobarde y silente del gobierno… mejor paro de contar, doña Patricia… Esa es la Venezuela que dejó Chávez. ¿Sabe usted cuánto se le asigna del presupuesto nacional a la seguridad ciudadana? El 1 por ciento, repito, el 1 por ciento.
Ahora el continente es otra historia, ese quedó rebosante, pletórico, lleno de dólares que compran conciencias, que financian socialismos y comunismos que nadie entiende, anacrónicos y vergonzosos, valga decir, el Socialismo del siglo XXI. Ese invento nefasto que surgió en una cárcel venezolana, cuando nuestro presidente Hugo Chávez fue convicto y confeso a parar a un calabozo por haber atentado contra nuestra Constitución Nacional en aquel oprobioso golpe de Estado. Nadie del chavismo sabe todavía, después de 15 años, explicar sus fundamentos filosóficos, debe ser que no los tiene, sentido común…
Mujica, los Castro, la doña argentina, Correa, Evo, los chinos, los bielorrusos y todos los que han disfrutado de los regalos del chavismo traducidos en dólares, petróleo, lingotes de oro y contratos de lesa patria en detrimento nuestro, pues esos señores están felices, que le digo yo, divinamente bien. Sí es definitivo, hay que hablar de un antes y un después de Chávez. Antes de Chávez los cubanos intentaron invadirnos por Machurucuto, ahora, después de Chávez, somos colonia cubana. Qué triste.
¿Quién dice que no es cierto todo esto, si nuestro comandante escupió en la oligarquía? La oligarquía para Chávez era todo lo que no le agradara. Pero resultó que los más oligarcas fueron ellos. El capitalismo está más presente que nunca en mi país, son millonarios los militares que se hacen de la vista gorda ante la injusticia. Así los jueces, los asambleístas y todo el que ocupe un puesto de importancia para la permanencia del chavismo en el poder. El derroche de dinero y de lujos es asqueroso, sencillamente asqueroso. Él no acabó con el capitalismo, él lo único que hizo fue cambiarlo de manos. La boliburguesía venezolana no pudo ni puede ocultar sus grandes fortunas. Qué le cuento doña Patricia, que las hijas de Chávez decidieron de forma autoritaria, quedarse a vivir para siempre en la Casa Presidencial. Es de ellas pues, como ya la propiedad privada vale nada en Venezuela… Es algo así como si fuera una herencia, como si Venezuela fuera una monarquía y ellas fueran en este caso las hermanastras de la Cenicienta herederas forzadas al trono. Aviones privados, viajes, lujos, excesos socialistas, claro. Porque el socialismo siempre funciona con dinero ajeno.
La democracia, doña Patricia, es el libre concurso de ideas. La democracia es el sistema que te permite comparar esas ideas, analizarlas y llegar a una verdad. En un país en donde se cierran más de 69 emisoras de radio y un canal de televisión, en un país en donde los periodistas son amenazados de muerte, donde no los dejan entrar a eventos noticiosos del gobierno, un país en donde secuestran a los hijos de los dueños de periódicos, no hay democracia, a lo sumo una payasada que quedó de ella.
Un país en donde el Estado utiliza los recursos de todos los ciudadanos para hacer campaña política, controla al poder electoral, al judicial y a los militares, no es democrático.
Chávez nacionalizó empresas, no, Chávez expropió empresas que dejó morir en abandono y afectó no solo la productividad de esas empresas y los trabajos de los que ahí laboraban, afectó la calidad de vida de todos los venezolanos.
Maduro vuelve a devaluar mi triste moneda, seis devaluaciones chavistas, una chapita de refresco vale más que un bolívar, eso doña, no es revolución. Eso es saqueo a una nación.
Usted, siga haciendo política, respeto que tenga ideales y que luche por ellos. Veremos…
Yo, de corazón, espero que no llegue el día en el que Costa Rica se vea sumida en este estiércol que es Venezuela.
Hugo Chávez, Maduro y todos sus secuaces pasarán a la historia de nuestro país como unos tristes payasos que prometieron acabar con la pobreza y lo que hicieron fue hacernos infinitamente más pobres, no solo del bolsillo, sino más triste aún, del alma.
Suerte en su contienda.
Ucrania Brandt
Cédula de identidad: 6.682.108
22 de enero de 2014