Psicólogos, psicoanalistas y psiquiatras se prestan para avalar una política de estado manifiestamente totalitaria y atentatoria contra el derecho humano a pensar libremente.
El lunes 12 de junio se instaló en Caracas un foro a puerta cerrada en la sede de la Cancillería llamado “I Foro Internacional de Psicología, Violencia y Operaciones Psicológicas” con la participación de 11 “expertos internacionales” para “abordar el tema de la violencia que sectores de derecha han pretendido instaurar en el país”
El encargado de instalar el Foro, ministro de información (más bien de propaganda) Ernesto Villegas no dejó dudas respecto de la función del Foro: dar un barniz “científico” y “técnico” a la narrativa del régimen que busca criminalizar y patologizar la oposición, la disidencia y la resistencia que la población está llevando adelante desde hace más de dos meses en las calles, como se escucha en este breve audio (http://bit.ly/2tuSnom).
Dice explícitamente que serán “útiles para un diagnóstico de la situación que se ha presentado en Venezuela y de las soluciones que necesariamente debemos construir para preservar la paz, la vida, la convivencia. Y erradicar la posibilidad que en Venezuela se establezca una guerra civil, que es al fin y al cabo lo que prefigura la concreción del plan en marcha por parte de estos factores que han decidido tomar el poder en Venezuela”.
Se trata de una clara operación de propaganda (no por casualidad es presidida por el Ministro de información) con ese objetivo. En la instalación del Foro el ministro se hace acompañar por personeros de distintas dependencias del régimen y por los “representantes del colectivo Psicólogas y psicólogos por el Socialismo”, Olivia Suárez, Fernando Giuliani, y María Antonieta Izaguirre, instando a la comunidad internacional a tomar la guerra psicológica como área de estudio (http://bit.ly/2swW9jV).
Como parte de esa operación, algunos de esos “especialistas” se presentaron en el programa “La hojilla”, un conspicuo órgano de propaganda del régimen desde prácticamente sus inicios, reforzando los “argumentos” para la patologización de la protesta de la oposición y la disidencia, caracterizada como de la “derecha” o “ultraderecha”, ofreciendo incluso “soluciones” penales y “científicas” (http://bit.ly/2swUcE9).
La psicóloga Olivia Suárez proporcionó mas argumentos “científicos” a la iniciativa del régimen para tratar de regular las redes sociales, y al mismo tiempo, reforzó la tesis de la patologización de la diferencia (http://bit.ly/2syfilQ).
La señora María Antonieta Izaquirre, por su parte, conocida directiva de los Foros del Campo Lacaniano en Venezuela, se presenta en el foro como psicóloga clínica y representante del Colectivo “Psicólogas y Psicólogos por el Socialismo” (auspiciante del foro de marras) y alimenta la propaganda con estas afirmaciones:
“Hemos sido testigo de la incitación al acto heroico, a la metáfora del honor, donde todos los Símbolos Patrios se los han ido robando”. Esto motivado al uso de símbolos de la lucha, de la libertad, de la unidad popular; de himnos de movimientos de izquierda, banderas y demás imágenes de referencia histórica, literaria o digital reconocida, en imágenes que incitan a una acción violenta.
Del mismo modo, señaló la presencia de jóvenes que construyen una “identidad paradójica constituida por fragmentos contrapuestos donde ese yo, se revela en su narcicismo adolescente, encarnando al héroe de la libertad (que en realidad es el antihéroe) frente a la supuesta dictadura del Gobierno Bolivariano, pero lleva en sus manos y en su morral aquello que lo introduce en una línea que mundialmente lo ubica como terrorista” (http://bit.ly/2swTFly).
Claramente convalida la asociación de la protesta contra el régimen con el terrorismo. Los elementos a los que alude la “especialista” de marras son: máscaras antiguas, piedras, gasas, algodón, alcohol (para la atención de heridas), antiácido (usado para contrarrestar el efecto de las lacrimógenas y efectos personales (identificaciones, dinero, teléfonos celulares, cámaras, etc.). La envidia de cualquier terrorista, digamos.
El mismo día de la clausura del “evento”, el señor Maduro en cadena nacional anunció la instalación de un “laboratorio de paz” para “tratar” a los jóvenes que han sido detenidos, juzgados y condenados por “terroristas” por tribunales militares (siendo civiles) como una avanzada en el plan de reeducación de la disidencia en Venezuela: “Con 40 muchachos detenidos in fraganti en labores de violencia (…) se pueden incorporar a un plan especial de recuperación de estos primeros 40 muchachos guarimberos para que nos ayuden y el laboratorio de la paz vaya a la búsqueda de estos muchachos” (guarimbero se le llama en Venezuela al que protesta detrás de barricadas, a las que se les llama guarimbas, y ahora se usa por extensión a todo el que protesta). Al mismo tiempo señaló a los dirigentes de oposición como responsables penales de esta situación (<ahref=”http://bit.ly/2taeiSn”>http://bit.ly/2taeiSn).
Como se ve, pues, el régimen no ha renunciado a su intención, adelantada hace algún tiempo ya con el proyecto de Ley de Salud Mental, de replicar de algún modo un dispositivo a la manera del experimento Pitesti (conocido también como Genocidio de las almas, descrito ampliamente en el libro La tortura del silencio de Guido Barella y en este blog http://bit.ly/2jfsjfS) y sus variaciones rusas y chinas.
Sabemos que esto arrancó en el año 2000, cuando la oposición venezolana se movilizó enérgicamente para rechazar la pretensión del gobierno de Hugo Chávez de hacerse con el control de la educación primaria y secundaria con la participación de maestros cubanos y la figura del Supervisor Itinerante, básicamente un comisario político que se encargaría de velar por alinear los contenidos educativos a la ideología del régimen y favorecer el surgimiento del “hombre nuevo”(http://bit.ly/2rnrWjP y http://bit.ly/2tafrto). En ese momento, la oposición marchó sistemáticamente hasta que logró detener el decreto, y fue descalificada por padecer una “disociación psicótica”, “diagnóstico” lanzado por los órganos de propaganda del régimen también desde un oculto conciliábulo de oscuros “expertos” (como en esta ocasión), y que fue y ha sido profusamente utilizado por los funcionarios del régimen de todo nivel para caracterizar al opositor, patologizando su posición.
Esto se alinea de un modo armónico con la estrategia del régimen de patologizar la posición de la Fiscal General de la República solo porque está intentando restituir el orden constitucional en el país, tal como les comenté en mi actualización anterior.
Que psicólogos, psicoanalistas y psiquiatras se presten para avalar una política de estado manifiestamente totalitaria y atentatoria contra el derecho humano a pensar libremente (que no es nuevo, pero no tengo tiempo ahora de mostrarles más elementos en ese sentido), añade un giro siniestro a la crisis de nuestro país, y requiere de nosotros la denuncia y el rechazo enérgico.
Desde el Consejo y el Directorio de la Sede hemos comenzado una serie de contactos con gremios e instituciones ligadas a la psicología y la salud mental para articular una iniciativa que permita salirle al paso a este nuevo elemento en juego en la crisis.
Un saludo cordial, y quedo a la espera de sus impresiones e indicaciones.