Martes , 27 Junio 2017

Un hombre libre

Ángel Santiesteban está en la cárcel por ser un hombre libre; su prisión es nuestra vergüenza. Virgilio Piñera, en medio de aquel discurso intimidatorio de Fidel Castro conocido como “Palabras a los intelectuales”, pronunció su famoso “Yo no sé ustedes pero yo tengo miedo, tengo mucho miedo” y la frase resultó antológica porque la historia de eso que algunos insisten en llamar Revolución no es otra cosa que la historia de nuestro miedo.

El terror que hemos padecido como resultante de la violencia revolucionaria ha mantenido a un régimen como el actual ; es la misma herramienta que sirve a los pandilleros y a los gánster, una miseria que se reinventa en todas las latitudes al servicio de maldad y el egoísmo, pero que en Cuba ha tomado una magnitud diferente al convertirse en asunto de estado.

Para el régimen es esencial el terror, por eso no escatima recursos en el mantenimiento de su policía política; cuando hay que pegar se pega, cuando hay que matar se mata pero si un escritor relevante decide sacudirse el miedo que corroe su conciencia debe esperar entonces las peores consecuencias.

A los escritores se les mata en su autoestima, en su reputación, en su integridad. Bastan los nombres de Virgilio, Lezama, Padilla, Reinaldo Arenas para hacernos una idea. Raúl Rivero fundó una agencia de prensa y fue a dar a una celda de castigo, que es la parte más cárcel de la cárcel. Ángel Santiesteban comenzó a ejercitar la libertad en un blog y hoy duerme en una prisión llamada ” Valle Grande”.

El castigo que sufre este escritor es una advertencia al gremio, el régimen es especialista en la práctica del chantaje. La intelectualidad de la Isla, salvo honrosas excepciones, ha preferido mirar para otra parte, quizás olvidan o quieren olvidar el célebre poema del Rvdo. Martin Niemöller, al fin y al cabo ellos no son Ángel Santiesteban.

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.

Ángel Santiesteban está en la cárcel pero es un hombre libre, por el bien de su conciencia cruzó la peligrosa línea que separa la libertad de la esclavitud, el valor del miedo. La prisión que ahora sufre es nuestra vergüenza. El régimen que lo encarcela le teme.


 

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