Marlén Zamora tiene cuatro hijas, de las cuales ya tres han visto cumplir su sueño de celebrar sus quince años, aunque de forma humilde. Para poder costear la fiesta, ella tuvo que criar un cerdo para cada una y así conseguir mil quinientos pesos (moneda nacional) para pagar las fotos, en moneda convertible 60 cuc, ¡pero eran otros tiempos!
En un local ubicado en la calle Caridad entre las Avenidas Primero de Mayo y Masó, en el municipio de Manzanillo, perteneciente a la provincia Granma; se encuentra “El Palacio” una casa grande, de dos plantas preparadas para las celebraciones de las quinceañeras y también para bodas; los precios eran relativamente aceptables, en aquellos tiempos de hasta mil quinientos pesos cubanos para el alquiler del local.
En la parte superior se encontraba todo un equipamiento: camas, armarios, espejos y cortinas de diferentes colores; una pequeña escalera conducía a un piano donde se tocaba un vals y en la parte baja un enorme salón con sillones y sofás coloniales; una mesa con una maqueta de un cake y todo esto servía para las fotos.
Se alquilaban aparte, fotógrafos y un automóvil convertible donde paseaban a las quinceañeras por la ciudad. También llevaban a un recibidor un bufet para compartirlo con familiares y amigos. Puede decirse que cientos de manzanilleras desfilaron por este sitio.
Pero –con poca fortuna para los pueblerinos- llegó la falta de presupuesto para mantenerlo; entonces lo convirtieron primero en una oficina y en estos momentos se le entregó a una arrendataria (trabajadora por cuenta propia) que ha iniciado arreglos para transformarlo y que vuelva a cumplir la misma función que antes ejercía.
En este local se venderán módulos para fiestas de quince; así como bodas, incluyendo fotos montadas de revistas, álbumes, llaveros y ampliaciones con marcos de madera. Las festejadas en sus fotos tendrán como fondo aeropuertos, hoteles, playas, lugares exóticos y hasta artistas famosos. Se ha anunciado que se podrá alquilar también el vestuario, trajes largos de todos los tipos, guantes, pamelas, trajes de baño, ropa de sport, calzados y también abanicos, maquillajes y uñas postizas.
Quiere decir que la oferta estatal va a ser superada pero también los precios que son exorbitantes para el bolsillo del cubano promedio. Claro está la inversionista cuenta con que los que deseen festejar tengan la ayuda de familiares en el exterior.
En el caso que nos atañe para que Marlén le pueda alquilar todo esto a la hija que le falta por celebrar sus quince, tendrá que continuar criando cerdos y además utilizar alguna fuente alternativa de ingresos, porque no tiene “FE”, como decimos los cubanos a los familiares en el exterior. Si no pone la maquinaria del invento a funcionar los sueños de la muchachita se convertirán en pesadilla por la falta de recursos económicos.
También otro cuentapropista alquiló el local de al lado que desapareció de la hegemonía estatal, de igual forma por la no existencia de presupuesto. Aquí eran los pequeños los que celebraban sus cumpleaños y a precios módicos para algún sector poblacional, podían adquirir fiambres y golosinas, tenían la actuación de payasos y otras posibilidades de juego. Todo esto terminó ahora se utiliza para organizar desfiles de modas.
Es lamentable la desaparición de estos locales que cumplían funciones sociales y que podían ser utilizados por personas de bajos recursos las que ahora sufren la amargura de no poder complacer a sus hijos en las tradicionales fiestas de cumpleaños.
Manzanillo, 2 de marzo de 2017.