Las personas que vivimos en provincias fuera de la capital, cuando la visitamos nos llama mucho la atención la cantidad de personas que mendigan en los portales de las tiendas y en otros lugares céntricos de esta urbe, pero nunca imaginábamos que esta situación se trasladaría al interior del país.
Es por eso que muchos nos asombramos de la forma tan significativa que se ha disparado la cantidad de mendigos en las calles de la capital pinareña; en momentos muy difíciles en los que entre otros problemas abundan las enfermedades contagiosas. Es bien desagradable el espectáculo que brindan estas personas desamparadas, que incluso piden limosnas.
Entre ellos está Alberto -más conocido como “El Guayabero”, una persona de la tercera edad, que por su estado físico y su suciedad se parece a “El Caballero de Paris”. El personaje en cuestión dice llevar más de cinco años viviendo de esta manera, porque no tiene ningún amparo filial. Al igual que otros, vaga por cualquier rincón de las calles y lo caracteriza la desnutrición y la falta de higiene, la necesidad de poder cubrirse del sol y la frialdad de la luna.
La presencia de estas personas que el régimen ha dejado en el desamparo, es marcada en un lugar conocido como el Parque del Bosque, ubicado en la calle Martí, que se distingue por ser una zona donde abundan los desechos sólidos. Aunque también en la Terminal de Ómnibus, que se encuentra enclavada en la calle Adela Azcuy entre Colón y Cabada se hace sentir el número de mendigos que merodea por el paraje.
Hay que decir que las personas de forma general se conduelen de estos individuos y les ofrecen alguna que otra limosna; es esto lo que quizás les permita alimentarse y no morir de hambre.
Lo que resulta increíble para algunos es saber que estos limosneros, que se encuentran en un grado de indigencia total, no siempre han vivido de esta manera. Cualquiera de ellos, en tiempos atrás, prestó servicios a la sociedad, incluso algunos hasta al propio régimen en sus guerras por el mundo.
Este es un mal que se ha acrecentado, después que se dejó de ayudar a las personas a través de la Seguridad Social y se tomaron injustas decisiones, basadas en si tenían familia o no, a pesar de que los parientes no se ocuparan de ellos o que simplemente no tuvieran recursos para hacerlo. De forma desafortunada no existen centros de atención a ambulantes para al menos aliviar algunas de las muchas penas que estos marginados sociales tienen.
Siempre que veo alguno, no puedo menos que recordarme del alegato de defensa de Fidel Castro en el juicio del asalto al Cuartel Moncada: “De tanta miseria sólo es posible liberarse con la muerte; y a eso sí los ayuda el Estado: a morir”.
Pinar del Río, 3 de enero de 2017
Por: Daudy Hermelo Lago
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