Martes , 27 Junio 2017

Se hace lo que se puede

Centro Habana es un municipio que se ha caracterizado a través de los años por un gran fluido de personas que transitan por  sus calles y portales, ya que en él están ubicados  una gran cantidad de comercios de venta de mercancías y servicios. El movimiento durante todo el día es bien notable.

En los portales de algunas calles céntricas, donde están instaladas la mayoría de las tiendas, se pueden observar vendedores, que buscan su sustento de forma diaria, ofertando variedades de productos, que en las tiendas del Estado, no son fáciles de encontrar. Muchos de ellos no tienen licencia como trabajador por cuenta propia e incluso realizan ventas prohibidas de productos industriales; no obstante lo que usted no encuentre en las tiendas estatales, se puede dirigir a estas personas, conocidas como “merolicos” y si no lo tienen a la venta, seguro lo encontrarán para ofertárselo.

Pero en la calle Belascoaín hay un vendedor con una característica especial. Él siempre está sentado en alguno de sus portales y accedió a dar su nombre, se llama Enrique Herrera y tiene 68 años de edad. La mercancía que él vende, es muy diferente a otras por su procedencia, todos son artículos de uso, viejos, rotos, etc. Por ejemplo  teléfonos, cables, zapatos de hombres y mujeres, entre otras cosas, a  muy bajos precios.

Enrique plantea que todos estos trastes viejos y obsoletos, a los que él llama mercancía, los obtiene de diferentes formas. Por ejemplo realiza trabajos en casas de personas con otro nivel de vida, que solicitan les chapee los jardines, en lugares como El Vedado y Miramar, en el municipio Playa. Allí además de pagarle con dinero por su trabajo, le regalan cosas que tienen en desuso.

También plantea que otras las obtiene sacándolas de la basura y limpiándolas con esmero, hasta dejarlas en un estado que se puedan vender.

Él refiere que tiene que sobrevivir, como todo buen cubano, porque tiene una chequera de retiro de 148 pesos cup, apenas 6 cuc, que no le alcanza ni para empezar el mes y dada su edad no puede estar haciendo cualquier otra cosa.

No obstante dice que todo lo vende, porque lo oferta muy barato.  Enrique no transgrede la ley porque son objetos personales usados.

Para finalizar la conversación agregó, que él no se puede morir de hambre y tampoco puede robar, pero para sostenerse “se hace lo que se puede”.

La Habana, 29 de enero de 2015.


 

Scroll To Top