Con la participación de más de 150 miembros de la comunidad cubana en el exilio, tanto de Miami como de Puerto Rico, se celebró en Cuba Ocho la Convención por la Democracia en Cuba.
Participaron líderes de la comunidad, intelectuales, empresarios y ciudadanos de diversos puntos del Estado de la Florida, activistas políticos de diversas organizaciones, del ámbito cultural y defensores de derechos humanos, así como expresos políticos de diversas etapas del presidio político en Cuba. Todos junto a siete activistas de la sociedad civil venidos de la isla.
El espíritu de la Convención estuvo marcado por el pensamiento de que las diferencias fortalecen, no debilitan a las sociedades. En ese concepto se desarrolló una viva exposición de puntos de vista diferentes sobre el momento actual de Cuba y sobre los desafíos que enfrentamos los que luchamos por la democracia y el establecimiento de las libertades fundamentales.
Las propuestas concretas adelantadas en la Convención fueron en la dirección de:
- Concretar una Mesa de Diálogo entre la oposición dentro y fuera de Cuba con el propósito de intercambiar puntos de vista y estrategias para el cambio democrático, y la creación de mecanismos de trabajo compartido entre los actores comprometidos con la Mesa.
- Trabajar de conjunto en iniciativas de consulta ciudadana (plebiscito, referendo y peticiones legales) para el establecimiento del Estado de derecho y del proceso de elecciones libres y democráticas.
- Crear una red de ciudadanos conectados a la Mesa de Diálogo, compuesta por los más diversos actores (políticos, intelectuales, empresariales, profesionales, activistas cívicos, religiosos y defensores de derechos humanos) para el intercambio de información, recursos, ideas y propuestas y para la búsqueda de apoyo a los activistas dentro de la isla.
- Trabajar de cara a la Cumbre de las Américas a celebrarse en Panamá para participar con una propuesta integral en la Cumbre paralela de la sociedad civil.
- Celebrar, en una fecha a precisar, una Convención por la Democracia dentro de Cuba.
La Convención cierra con el espíritu con el que se inició: juntar la diferencia en un propósito común por Cuba.
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