Ricardo Borgas Lurius, trabajador por cuenta propia y vecino de la calle Versalles número 217, en el municipio de Guanabacoa, explicó que hace pocos días fue retenido por varios inspectores y un agente de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), y le impusieron una multa de 700 pesos (CUP) unos 29 dólares, por encontrarse estacionado en el inicio de la calle de Santa María vendiendo granizado, artículo amparado en su licencia, según la legislación vigente.
De acuerdo con lo que está establecido en la Ley, Ricardo paga al Estado mensualmente, sin ninguna demora, 150 pesos (CUP) y además 85 pesos de Seguridad Social.
Los ingresos que obtiene por esta labor apenas le alcanzan para sobrevivir a él y su familia, ya que además de los tributos mencionados, tiene otros gastos para poder realizar su actividad, entre los que se encuentran el hielo para elaborar granizado, que debe adquirir a 60 pesos el bloque, el extracto que le cuesta 40 pesos el litro y los vasos desechables, que debe comprar a particulares a 50 centavos cada uno. Todo ello tiene que agenciárselo a los precios que fijan los proveedores, ya que el Estado no se los proporciona por no tener venta de abastecimientos a los cuentapropistas al por mayor.
De todo lo anterior se desprende que es muy poca la ganancia que le queda en la venta de cada granizado.
Al igual que al resto de los cuentapropistas que andan en la calle con carretillas, a Ricardo se le prohíbe estacionarse en un lugar –para tratar de realizar una venta- por más de 10 minutos, sólo puede estar con su carrito parado en cualquier punto cuando está realizando una venta, por lo que se le hace muy difícil desarrollar su labor.
Resulta injusto el acoso a estos trabajadores por cuenta propia, que deben cumplir con sus obligaciones tributarias al Estado, aunque no tengan las facilidades para poder vender lo necesario.
La Habana, 28 de mayo de 2015.