Ángel Luis Herrera Díaz, vecino de la calle 14, No 2-a, entre A y B, Reparto la Guernica y de 68 años de edad, es un enfermo crónico, por sus muchos padecimientos no puede abandonar su vivienda. Está operado del corazón, tiene síndrome varicoso, reuma, hemorroides y problemas con la próstata. No puede valerse por sí mismo y no tiene asistencia social alguna. Ha escrito a todos los organismos de la provincia, de la nación y las respuestas siempre han sido negativas.
Herrera se acercó al Observatorio Nacional de Derechos Humanos, con la esperanza de que alguien se haga eco de sus problemas y lo puedan ayudar. Plantea que su situación cada vez es más desesperada y que a las ya mencionadas enfermedades, padece una poliartrosis.
Tiene la necesidad de ser vacunado en las venas, pero en el consultorio del médico de la familia le dicen que esas inyecciones solo se hacen en el Policlínico Díaz. Él es un hombre peritado que solo cobra 192.00 pesos (7,68 CUC) y, no puede pagar un transporte diario para recibir el tratamiento médico, en el país que se vanagloria de la gratuidad de la salud. Este es un caso de los muchos, que demuestran que todo no es color de rosa.
En fecha reciente escribió a la sección “Catauro” del semanario provincial “Adelante” sobre su problema y de la necesidad de recibir la ayuda de una asistente social, pero la Dirección Municipal de Trabajo y Seguridad Social le respondió, por vía del semanario antes mencionado, que las asistente social era solo para los que estaban postrados y él podía valerse por sí solo.
Ángel plantea que nadie lo ha visitado para ver las condiciones en las que él vive y se pregunta si tendrá que esperar a estar completamente inútil para que reciba la ayuda que necesita. Este ciudadano que necesita injerir 14 medicamentos distintos al día, tiene que sobrevivir de la reventa de cigarros.
Profesor de física y química y que se dedicó a educar a jóvenes en Cuba, se siente abandonado y engañado por el gobierno que tanto defendió en sus años mozos. Nos narra que por espacio de seis años fue un deambulante sin casa. Durmió en los parques, las funerarias y las terminales de esta ciudad. Para adquirir su actual vivienda acudió a la Asamblea Nacional del Poder Popular a entrevistarse con Ricardo Alarcón, antiguo presidente del parlamento cubano, pero esto ocurrió luego de acampar frente del órgano legislativo. La vivienda, que está en mal estado constructivo, fue otorgada y estuvo dos años sin habitarla, porque la tenía ocupada un oficial del Ministerio del Interior con su familia.
Ahora se siente molesto y frustrado cuando oye hablar de la seguridad social, de la protección a los ancianos y de otras tantas mentiras en la prensa oficial cubana.
Camagüey.