Por Antonio G. Rodiles y Ailer González Mena
Ante todo le mandamos un saludo a todos nuestros hermanos y amigos, que tan pendiente han estado de la situación represiva de las últimas semanas. Lamentablemente hemos vivido una ola de arrestos violentos y detenciones que no parecen tener fin. En un día tan especial como este les enviamos un gran abrazo y todo nuestro optimismo, confiados que la razón y la verdad terminarán imponiéndose.
La declaración universal de los Derechos humanos, que reconoce plenamente nuestras libertades y garantías intrínsecas, es uno de los documentos más importantes en la historia de la humanidad y constituye un pilar fundamental sobre el que se asientan las sociedades modernas.
Lamentablemente en Cuba esos preceptos inviolables siguen sin ser cumplidos y no forman parte de la cotidianidad. Después de 53 años, el régimen totalitario que impera en nuestra tierra se empeña en despreciar a todo ser que disienta, a todo el que intente ejercer sus derechos y libertades básicas.
Nuestro país vive hoy sus peores momentos sumergido en una crisis no solo económica sino espiritual y humana. Una nación de la que escapan cada año sus ciudadanos en números de miles y que pide a gritos un nuevo destino.
Hay muchos que hablan de transformaciones económicas, de reformas. ¿Pero qué cambios reales necesita Cuba?
El ser humano, libre en sí mismo, necesita primeramente respeto y dignidad para que todo su potencial florezca. Si esos derechos son confinados el espíritu humano se marchita y muere.
Cualquier reforma en Cuba debe partir de esos principios. Nuestra nación tiene que cambiar y debe hacerlo por el bien de todos. Necesita renacer, necesita reinventarse, pero eso solo ocurrirá cuando cada cubano pueda manifestarse libremente desde su individualidad y pueda sacar de dentro de sí los talentos y la creatividad que les han sido regalados, acompañándose, a su vez, de un profundo respeto por el otro. Toda esta belleza ocurrirá con algo muy simple pero profundo, la asunción de nuestros derechos y libertades. Los cubanos debemos luchar con todo nuestro espíritu e inteligencia por recuperarlos. Sin ellos como individuos, como ciudadanos estamos desvalidos.
La campaña “Por otra Cuba”, que comenzamos en el mes de junio, es una iniciativa ciudadana que demanda al régimen cubano la ratificación de los pactos de la ONU. Nos proponemos recuperar esas libertades y garantías que nos han sido canceladas y sin las cuales nuestras vidas pierden su brillo, es ese nuestro punto de partida.
En los últimos meses miles de cubanos, a lo largo de toda la isla, han recibido el texto de la Demanda Ciudadana y varios cientos ya la han firmado. Tenemos en nuestras manos una herramienta muy importante, que nos compromete a trabajar intensamente, avizorando para este camino un final luminoso.
Que nuestra nación se sacuda de tan larga pesadilla depende en gran medida de nosotros, de nuestro trabajo e inteligencia, de la claridad y transparencia de nuestro mensaje. No posterguemos más nuestro presente y futuro, nuestra nación necesita despertar, hagámoslo “Por Otra Cuba”.
