Martes , 27 Junio 2017

Palabras leídas en rueda de prensa por Rosa María Payá Acevedo

No pretendo hoy dar otra versión de lo ocurrido, no estamos en este momento acusando a nadie. Los hechos que relataré a continuación fueron leídos por el capitán Fulgencio Medina, instructor penal, en un salón del Hospital Carlos Manuel de Céspedes de Bayamo. La tarde-noche del Domingo 22 de julio. No haré aclaraciones sobre la forma en que estas informaciones han ido llegando a nuestras manos, pues no queremos someter a las presiones de la seguridad del estado a las personas que en solidaridad con nuestra familia nos han hecho llegar estas noticias. Según nos han dicho, el Capitán Fulgencio Medina, instructor penal, haciendo lectura de las actas de las declaraciones de los testigos de los hechos que terminaron con la vida de mi padre y de Harold, contó lo siguiente a todos los presentes en uno de los salones del hospital: El capitán dijo que iba a contar como pasó, leyendo las declaraciones de los testigos, decía: Los testigos de la bicicleta y el del tractor decían que había un lada rojo que viajaba paralelo con el carro siniestrado. En un momento el carro siniestrado adelanta a todos, a la bicicleta, al tractor y al lada rojo y en ese momento viene el cambio de pavimento, del pavimento al terraplén. El ciclista dice que él solo ve el polvo cuando cae el carro (pero le pareció normal). El del tractor comenta que parece que ha pasado algo. El oficial dice que venía otro tractor de frente pero al parecer la vía era suficientemente ancha y el tractor estaba suficientemente lejos como para provocar ninguna reacción en Ángel. No había ningún peligro de impacto. Los del lada rojo salen a socorrer, según palabras del testigo en bicicleta y el del tractor. El oficial dice que los testigos dicen que cuando las personas del lada rojo se acercaron a socorrer al español este reaccionó diciendo: ¿Quienes son ustedes y por qué nos hacen esto? Primero sacan al español y había uno quejándose (que al parecer era Harold), pero que tenía una pierna muy lastimada y se tocaba el pecho, como si le doliera mucho. Con el otro no hacen nada porque dicen que lo tocaron y se dieron cuenta de que estaba muerto. Sacaron primero a los dos extranjeros, y los del lada rojo sacan un celular que ellos mismos llevaban y dicen: manden una ambulancia para acá que ha ocurrido un accidente. En ese momento llega una camioneta azul y allí montan a algunos heridos y salen camino al hospital. Reciben la llamada de la muchacha y dicen no saber de quién era el celular porque todo estaba revuelto. La atiende primero un oficial de tránsito y luego la médico legal. Fulgencio Medina dice que sabía que la hija había llamado porque la atendió la médico legal que había ido en la ambulancia. Aquí terminan las informaciones que nos han llegado sobre lo que el Capitán Fulgencio Medina dijo esa tarde-noche en ese salón ante otros oficiales y todas las demás personas que se encontraban allí. Nos parece muy raro: 1. Que vinera un médico legal en la ambulancia. 2. Que en ninguna de las versiones oficiales se hable de este lada rojo y de las personas que viajaban en él. 3. De no existir las personas que viajaban en este lada rojo quién pudo entonces llamar a la ambulancia. 4. La reacción que según los testigos tuvo Ángel en el momento de ser socorrido 5. Quién y cómo se diagnóstico tan prematuramente la muerte de mi padre Nos han hecho llegar otras informaciones, entre ellas: Tenemos información de que la ambulancia fue pedida por un teniente coronel y que en una ambulancia llevaron a Harold al Hospital, pero antes hicieron una escala en un hospital infantil. Tenemos información también de que el médico que atendió a Harold (llamado ¨el Nene¨, hijo del Dr. Pérez Profet) se expresó despectivamente de él. Y les dijo a los demás médicos y enfermeras que esas personas traían drogas e iban para Santiago a poner bombas. Me surgen dudas sobre la atención que recibió mi amigo en ese hospital. Nos han informado que Ángel llegó al hospital acompañado por un oficial que decía ser testigo ocular del accidente, y que allí Ángel expresó dos veces que el auto había sido embestido por detrás. Me pregunto, Si este oficial era testigo: ¿Qué hacía allí? ¿Por qué no traslado a los heridos en su carro? ¿Si fue él quien llamó, cómo sabía el teléfono del hospital? ¿Sería uno de los del lada rojo? Me surgen dudas también respecto al estado técnico del auto en que viajaban mi padre y Harold. A nuestros amigos, las personas que nos representaban ese día en el hospital hasta que mi madre pudiese llegar, no les dejaron ver el cuerpo de mi padre hasta pasadas las 8 de la noche. Ellos nos contaron que el cadáver tenía una jeringuilla puesta a la altura de la ingle, una camisa, su pitusa y los zapatos y que a esa hora el cuerpo todavía estaba sin recibir ningún tratamiento de conservación, ni refrigeración. Sobre el estado de Harold, un médico les comentó que el muchacho iba a morir porque tenía muerte encefálica. Dato, este último, que no coincide con la versión oficial sobre la causa de muerte de Harold Cepero y que también es muy extraño pues los testigos dicen haber visto a Harold consciente según la información que nos llegó sobre las palabras leídas por el Capitán Fulgencio Medina. Nuestros amigos no tuvieron acceso a los sobrevivientes hasta después de que Ángel estaba sedado por lo que nunca pudieron hablar con él. Con Aron apenas pudieron identificarse porque ellos no hablaban inglés. Aron, Ángel y yo nos vimos la tarde del viernes y conversamos, como conversan tres jóvenes con inquietudes sociales, sin agendas injerencistas ni dinero de por medio. Mi padre se enfrentó al poder de un estado, un estado totalitario con 53 años de experiencia. Y ese estado viene dejando caer toda su fuerza contra una familia, mi familia hace ya muchos años. *Reitero mi temor por la vida de mis hermanos, de mi madre y de toda mi familia. Reitero que responsabilizo al gobierno por la integridad física de los miembros de mi familia.* Tenemos el apoyo de muchos dentro y fuera de Cuba, lo agradecemos profundamente. Por otro lado, sabemos que estos sucesos se han convertido en un asunto de estado y sabemos que entre estados en ocasiones se pacta y se calla, pero aunque otros callen nosotros no callaremos, no dejaremos de buscar la verdad aunque eso signifique quedarnos solos. Mi padre, el Movimiento Cristiano Liberación y mi familia nos hemos visto solos antes, no le tememos a la soledad. Sabemos, porque nos parece haber estado tocándolo en los últimos días, que solo el mal teme a la verdad. 1 de Agosto 2012


 

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