En la escuela especial “Reynerio Almaguer Paz”, del municipio Holguín, se imparten varias modalidades de trabajo, entre ellas peluquería, artesanía, cocina, corte-costura y huerto, excepto este último, los demás trabajos que allí se enseñan son instructivos y de aceptable medio de enseñanza.
Los niños que no llegan a 14 años de edad, trabajan en el huerto que está ubicado en el Círculo Infantil “Juana de la Torre” próximo a la escuela, en el que laboraran en la siembra de maíz, lechuga, tomate y quimbombó, entre otros; pero tienen que preparar la tierra, sin bueyes ni arado mecánico. Tres niños haciendo uso de su fuerza por medio de un arado rústico -al estilo de la edad media- preparan el terreno sin tener en cuenta los antecedentes patológicos personales de cada niño; ni considerando la grave situación económica que enfrentan estos pequeños, quienes la mayoría viven en condiciones infrahumanas y son lanzados al fango de este terreno, desgastando el único par de zapatos comprados para el año completo.
Los escolares son forzados a trabajar en huertos porque según manifiestan maestros y directivos de la escuela, no tienen otros empleos que ofertar y las capacidades para artesanía, entre otros, están completas.
Los estudiantes de esta escuela especial hasta noveno grado no cobran ninguna salario por tan bárbaro trabajo, sólo cuando llegan al décimo grado les pagan 40 pesos moneda nacional, con descuento de la comida y muchas veces con fallo en la remuneración a pesar de las condiciones inhumanas y la desmotivación que sienten por estar forzados y obligados a trabajo.
El fruto del trabajo de estos estudiantes, como por ejemplo las semillas de la lechuga, se vende en la tienda de semillas del gobierno a campesinos, a buen precio, lo que genera ingresos al Ministerio de Educación por medio de la explotación a estos niños con trastornos mentales. En muchos casos existe una total ignorancia por parte de los padres que en gran número son alcohólicos, con trastornos conductuales y mentales; por ello el gobierno se aprovecha sabiendo que no entenderán que sus hijos están siendo explotados.
Llama la atención sobre esta escuela, que los alumnos que alcanzan el décimo grado no reciben clases, su única función es trabajar, sin tener en cuenta que la mayoría apenas dominan algunos ejercicios de matemática y gramática; otros por sus características apenas conocen los colores, y ya son lanzados al trabajo con evidente estilo de explotación, violándose así, los derechos del niño.
El padre de Cristian Hernández Hernández de 9º grado, se quejó porque su hijo debe de trabajar en éste huerto en condiciones difíciles y sólo posee un par de zapatos, y que no cuenta con la economía suficiente para comprarle, pues la mayoría de las veces su hijo anda con zapatos que otras personas de buena fe le han regalado; explica también que el sol al que son sometidos, le ha creado afecciones en la piel por las tantas horas de trabajo, y sus quejas, nunca llegan a ningún lado.