Hace muchos años el régimen dejó su apariencia de ser para los humildes. Es esta clase social a la cual la subsistencia se le hace cada día más difícil.
Cuando se llevó a cabo la idea de poner a la venta artículos de primera necesidad en moneda nacional (CUP), pensando –según se suponía- en aquellos que no tenían acceso a pesos convertibles (CUC), se abrió la expectativa de que los precios serían accesibles; pero por supuesto no fue así.
Puedo citar como ejemplo el municipio artemiseño de San Antonio de los Baños, donde se ven en estas tiendas que comercializan sus productos en moneda nacional, precios que para nada tienen que ver con las posibilidades económicas de una persona humilde; aun admitiendo que el salario promedio mensual sea de 507 pesos moneda nacional (unos 20 cuc al cambio de 25×1).
En la tienda conocida como El Zorro Viejo, ubicada en la avenida 41 esquina a 60, se ofertan en estos momentos productos tales como: un metro de tela a 122 pesos; un metro de manguera fina plástica a 16 pesos; un colchón de cama 1900 pesos o una chaqueta de confección nacional 150 pesos.
Como los trabajadores por cuenta propia no tienen acceso a un mercado mayorista, aquellos que se dedican a la confección de ropas, tienen que adquirir a estos precios tan altos su materia prima, por lo que para poder vender cualquier artículo sin que su confección sea industrial, los costos se encarecen.
Las posibilidades adquisitivas del cubano promedio, que vive solo de su salario, no están acordes a estos altos precios, que no son más que una proyección de lo que se vende en CUC y son los mismos que existen en todos los establecimientos en moneda nacional de nuestro país, sin variantes de ofertas.
Esta realidad nacional, que es lo que se vive día a día en el país, contradice aquella afirmación de Fidel Castro, que se utilizaba mucho en pancartas y spots a lo largo de la isla: “La revolución es de los humildes, por los humildes y para los humildes”.
Artemisa, 10 de febrero de 2015.