Por estos días muchas de las personas han escrito comentarios con descalificaciones dirigidas contra mí. El motivo ha sido mis análisis expresados con todo respeto sobre Donald Trump.
Aunque estos no son los únicos temas de política que abordo, he escrito varios artículos y post sobre lo que considero acerca de la gestión de gobierno de Barack Obama (El récord guiness de Barack Obama) (Los entuertos de Barack Obama en política ex terior) (La herencia de Barack Obama) y otros más. En esos artículos y post se pueden constatar mis conclusiones sobre este particular asunto y los argumentos en los que me baso para sostenerlos.
Nadie me acusó de comunista, de pionerito, de arrepentido ni de Obamista o demócrata por las opiniones vertidas en esos escritos. Algún que otro demócrata o partidario de Obama me salió al paso contradiciendo mis opiniones y nada más.
La diferencia con los escritos sobre Donald Trump son abismales. La mayoría de los comentarios de respuesta a esos trabajos fue acusarme de partidario de Hillary, de comunista, de demócrata, de fidelista o castrista. La motivación de esa reacción masiva es muy simple; el que yo no coincida con las opiniones que ellos tienen sobre su partidario idolatrado.
Estos son algunos de los escritos que he publicado analizando a Donald Trump, no sobre su persona sino por su rol de político, (El voto nostálgico de Donald Trump) (La marca Donald Trump), entre otros. Como se puede constatar en esos artículos se tratan de un análisis basado en hechos y argumentos concretos, no en descalificaciones de tipo personal.
Aclaro que cada quien puede involucrarse en los temas políticos del modo que estime conveniente, está en su libertad y derecho. Por mi parte, siempre lo hago desde una posición despolitizada, desapasionada, desideologizada y, sobre todo, no partidista. No estoy amarrado al bando de la derecha ni al de la izquierda. Tampoco al partido demócrata ni al republicano. Soy un libre pensador y aunque me equivoque con frecuencia me dedico a llegar a conclusiones propias. No tengo obligación ni permito que nadie me imponga lo que debo pensar, decir o creer.
Y toda esta charla es para referirme a una situación particular: si la mayoría de los que me acusan de ser rojo, fidelista, demócrata, pionerito o que salí del closet y por no pensar igual a ellos me quité la careta y soy un castrista tapiñado… pueden perfectamente pedir su habilitación y el régimen los deja entrar a Cuba sin problemas, nuestra patria, ¿por qué la dictadura de los Castro a mi me niega esa posibilidad? La listica de los que no podemos entrar no es muy grande, que quede claro.
¿Será que todos esos mambises come gente y anticastristas de los de verdad son tan fieras que el régimen ni siquiera tiene valor de negarles el derecho a entrar o visitar su patria? O será que donde único han sido fieras anticastristas es detrás de la computadora y el régimen ni siquiera los considera enemigos a tomar en cuenta, llegando incluso a no importales el permitir que puedan entrar sin problemas a la isla?
Y para que no haya confusión, la decisión de dejar entrar o no a Cuba se la arroga el régimen dictatorial de los hermanos Castro, pues ellos todavía tienen el poder y controlan todo lo relacionado con la isla. Eso es una realidad. Pero no por ello esa gentuza me puede obligar a que yo renuncie voluntariamente a mi país o al reclamo de mis derechos como cubano. Ellos cuentan con la fuerza y los mecanismos de imponer sus voluntades, yo nunca les concederé el que a voluntad acepte sus imposiciones.
El cubano exiliado que decida o crea que no tiene nada que ir a buscar a Cuba bajo la dictadura de los Castro, tiene mi respeto a su decisión. El cubano que considere que un modo de combatir a los Castro es manteniéndose alejado de nuestra patria y ni siquiera enviar remesa a su familia en la isla, tiene mi respeto.
Ahora bien, mi visión es diferente y no por ello creo ofender a nadie. Mi país es tan mío como del que se lo quiera o haya cogido por sus pantalones. Tampoco creo que castigando a mi familia dejando de socorrerla cuando pueda para que mitiguen la miseria atroz de la isla, sea la manera de combatir a la dictadura. En esos temas o estrategias de lucha, simplemente tenemos y tendremos criterios distintos.
Mientras viví en Cuba, hasta el 2012, asumiendo todas las consecuencias que fueran (arrestos, expulsión del trabajo, golpizas, condena a prisión, hostigamiento, amenazas) jamás le permití a la dictadura que me obligaran a sobrevivir como un preso haciendo lo que ellos, los carceleros, determinaran. Siempre me considere libre haciendo lo que creía correcto según mi sentir.
Fuera de Cuba, ahora que resido en Miami, es poco probable, para no decir que imposible, que alguien me obligue a renunciar a mi libertad. Tampoco a mí se me ocurriría pretender que los demás hagan lo que yo quiera o estén obligados por mi voluntad.