Caridad López Molina, sufrió una isquemia, por lo que estuvo ingresada en el Hospital Docente “Miguel Enríquez” en la sala 2 de Medicina Interna, cama 16. Ella solicitó su alta, a expensas de que le repitiera la disminución del riego sanguíneo que tuvo, pero no quiso seguir viendo los malos tratos por parte de las enfermeras de esa sala.
Explica Caridad que en la cama 17 se encontraba un anciano de 72 años de edad que no tenía familia, a lo que se le llama caso social; había que hacérselo todo. Las enfermeras lo maltrataban, dejándolo sin bañar; los alimentos no se lo daban a su hora, no le suministraban el desayuno, y le unían el almuerzo con la comida.
El pobre anciano ni protestaba por padecer de demencia senil. Se defecaba y todo el día lo mantenían así, hasta que alguna persona con sentimientos de humanidad se brindaba para bañarlo ya que la fetidez en la sala era grande.
El sábado 15 de febrero, explica Caridad, que cansada de los malos tratos con este paciente, le reclamó a la enfermera, la que de muy mala forma le contestó: “No puedo atenderlo porque le tengo que dar los medicamentos que le tocan a los pacientes de la sala, y él puede esperar”.
Al cabo de las horas el viejito comenzó a gritar y se tiró al piso, como es natural molestando a los demás pacientes ingresados. Expresa Caridad que por segunda vez le requirió a la enfermera, y la respuesta que recibió fue: “No estoy para eso”.
Esta falta de ética y humanidad llevó a Caridad a pedir su alta e irse del hospital.
La Habana, 4 de marzo de 2014.