Martes , 27 Junio 2017

Los cines, recuerdos del pasado

Después que los hermanos Lumiére inventaran y popularizaran el cinematógrafo, Gabriel Veyre trajo el primero a La Habana, procedente de México. La gala de presentación se llevó a cabo en el Paseo del Prado, al lado del Teatro Tacón, que hoy es el Gran Teatro de la Habana. Cuatro cortometrajes fueron mostrados: Partidas de Cartas, El Tren, El Regador, El Muchacho y el Sombrero Cómico; también fue autor del primer filme producido en la Isla, llamado Simulacro de Incendio, dedicado a los bomberos en La Habana.

Al parecer esto hizo que la capital del país fuera un lugar en que pulularan los cines, ubicados en todos sus municipios. Pero después de que fueran intervenidos, comenzaron a perder todo su confort y la falta de mantenimiento, terminó destruyendo la mayoría de ellos.

En la actualidad, los que quedan dando servicio, son los ubicados en la barriada del Vedado, que se utilizan en la celebración del Festival de Cine Latinoamericano y otros pocos que se encuentran rentados por compañías de bailes.

Hay que destacar que las salas que se mantienen proyectando, no tienen las condiciones óptimas para ello, lo que convierte en un suplicio para el espectador soportar el tiempo de duración de un filme dentro del recinto. Los sistemas de climatización, casi en su totalidad desaparecieron; las butacas se encuentran deterioradas, incluso con los muelles por fuera; los baños sin agua; las fachadas en pésimas condiciones, los carteles de iluminación se han oxidado; en fin, los cines perdieron su encanto.

Al respecto el señor Roberto Mojena, vecino del el Reparto los Pinos, que pertenece al municipio de Arroyo Naranjo, nos cuenta que las generaciones de los años 60 y 70, crecieron visitando el cine Los Pinos y afirma que para los niños y jóvenes de aquella época era una celebración acudir a esta sala cinematográfica.

Cuando esta instalación cerró sus puertas comenzó a deteriorarse, la despreocupación y el vandalismo se apoderaron del lugar.  Robaron los cristales, las puertas y ventanas, y todo lo posible de sustraer. Alain Hernández que es vecino de la localidad, recuerda que reportaron el robo a la policía y no resolvieron nada, jamás apareció lo hurtado.

Por años los electores de la zona en las reuniones del Poder Popular planteaban la situación del cine y nunca interesó, pues no se hizo algo al respecto. En la actualidad, el local se encuentra en ruinas, con un aspecto fantasmal; sus inquilinos, además de los insectos y roedores, son los borrachos, drogadictos y homosexuales de los alrededores que en las noches lo utilizan para dormir, drogarse o tener relaciones sexuales.

Para referirse a los cines de la capital, hay que decir que, de aquel esplendor y belleza, ya no queda nada, ni siquiera las carteleras iluminadas; por eso las generaciones pasadas tienen algo a su favor que son algunos buenos recuerdos que ya no tienen estas.

La Habana, 21 de abril de 2017


 

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