Romper se ha convertido en una de las cosas que más fácil se hacen en nuestro país, y si se trata de una calle, se ahueca en un santiamén; pero la cuestión es para qué se ha roto y si después se arregla y se deja todo en orden, lo cual no es lo usual.
Por ejemplo, en San Antonio de los Baños, municipio de la provincia de Artemisa, esta situación suele verse con cierta frecuencia, se puede hablar de la calle 58 entre la 41 y la 43; donde hace ya algunas semanas se tuvo que romper una de sus orillas para realizar algunos arreglos en las tuberías que conducen el agua hasta las casas que se encuentran en ese lado de la vía.
La zanja fue abierta por trabajadores de la Empresa de Acueducto y Alcantarillados de la localidad con el objetivo de revisar las instalaciones ya que existían problemas en la conducción de agua hasta las casas allí situadas y los vecinos se estaban quejando repetidamente.
Pero luego del “intento” de solucionar la situación con el abasto de agua, les quedó a los miembros de la comunidad otro problema la calle rota. Los trabajadores que estuvieron allí hicieron muis por el foro y nadie vino a arreglar la calle, se quedó el pavimento roto y hasta pilas de escombros al frente de las casas.
¿Por qué si vinieron los trabajadores de acueducto a dar solución a una determinada situación tiene esto que convertirse en algo que deje otra dificultad? La respuesta siempre es la misma, ellos no tienen en sus manos los recursos para reparar lo que rompieron.
Pero para los vecinos esto se les vuelve una pesadilla parece que los problemas nunca pueden ser erradicados completamente, porque la solución de algo puede ser el comienzo de una nueva tragedia.
Para los que quedaron atrapados detrás del hueco se les presenta la dificultad de que cuando llueve mucho el fango cubre la entrada de sus casas. La pregunta que todos se hacen es ¿quién y cuándo van a reparar esto?