Me contaron algunos amigos y lo han dejado escrito centenares de personas en libros y artículos. Llegar a la libertad por cuenta propia en medio de la candela y el asedio, sentirse libre y actuar como un ser humano pleno, con pensamiento propio y decisión para vivir bajo una dictadura brutal y enfrentarse a ella, es el sentimiento más profundo y grato de la dignidad individual que puede experimentar un cubano.
Se habla en esos testimonios de una liberación casi salvaje, aunque no desaparezcan, al amanecer de aquel día o de aquella noche reveladora y prodigiosa, todos los temores y las prevenciones. Y las penurias y peligros alcancen otras categorías, unos dominios que ahora también se pueden seleccionar, en la medida del compromiso con el nuevo destino.
Esa decisión trascendental, ese paso que han dado miles de hombres y mujeres en la isla, extraña, cómo no, el privilegio de elegir el camino, el cuerpo de ideas y la posición política que asumirán para trabajar a favor de los cambios reales en su país.
Cada uno ha encontrado o encontrará una vía. Esa libertad está en el abanico que conquistaron y no tienen que integrarse a ningún pelotón de uniformados bajo una falsa unanimidad, como impone el castrismo a su servidumbre.
Hay ciudadanos que están en partidos políticos, en instituciones de defensa de los derechos humanos, en pequeños grupos de pensamiento o de estudios teóricos o económicos y de denuncia del régimen.
En esa oposición pacífica aparece también, desde luego, la Asociación Damas de Blanco, que tiene otra manera de manifestar su rechazo al régimen. Lleva, desde el año 2003, exigiendo en la calle la libertad de los presos políticos, democracia y progreso para Cuba. Desde esa fecha son golpeadas y arrestadas por la policía todos los domingos o cualquier día de la semana en la sede de su organización como parte de una rutina policial.
El grupo de mujeres, esposas o familiares de presos y ex presos políticos, se ha integrado ahora a la campaña TodosMarchamos, del Foro Por los Derechos y Libertades, fundado en enero de 2015 en La Habana. La coalición, reprimida con violencia durante sus demostraciones públicas a lo largo de 37 semanas, incluye al Estado de Sats, La Alianza Democrática Oriental, La Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y otra decena de organizaciones.
Todos los que están en Cuba, han conseguido la libertad personal y tienen el valor de ejercerla para trabajar pacíficamente contra el poder de los tanques, tienen también el derecho de escoger el método que usarán para sacar al país de una dictadura de 56 años. El procedimiento que utilicen es legítimo. Tanto como el que asuman y pongan en práctica sus compañeros de viaje hacia la libertad definitiva.
Tomado de elnuevoherald.com