La vivienda sigue siendo un problema para la población cubana, a pesar de las medidas tomadas por las autoridades que en la práctica han demostrado su ineficiencia. Los elevados precios de los materiales de construcción y los créditos otorgados por las entidades bancarias, no son suficientes para adquirir los mencionados materiales. Esta situación ha generado en el seno de la población múltiples quejas, las cuales han sido presentadas a todos los niveles sin que hasta el momento exista una respuesta adecuada para la solución del problema.
En este callejón sin salida se encuentra Idalmis Rodríguez Mena, quien vive con su hija Irabelis Martinez Mena con sus dos hijos pequeños, Sandiel de 1 año y Samuel de 3 años, además de su abuela de 76 años Oria Menas Valdés que padece de esquizofrenia paranoide y demencia senil transitoria. Esta familia residente en Avenida Alameda No 19, subsisten de sólo un salario, y el techo que les cobija está en peligro de derrumbe. Al que llaman hogar no cuenta con servicio sanitario, ni agua potable, lo que hace más crítico su estado constructivo. No tienen equipos electrodomésticos, camas, colchones, ni avituallamiento. Viven en condiciones infrahumanas, sin techo ni agua potable, lo que ha obligado a su hija a personarse ante el Poder Popular Provincial, sin éxito en su gestión. En mi visita a su hogar ella nos confirmó. “Llevo 40 años viviendo en este lugar y nunca ha venido ningún funcionario del Gobierno ni del Partido a interesarse por la situación que presenta nuestra vivienda” afirma.
Esta situación es de conocimiento de los profesionales de su área de Salud Pública, Delegado de la zona, Trabajadores Sociales y dirigentes del Gobierno Municipal y Provincial, quienes niegan y evaden sus responsabilidades haciendo caso omiso a su caso. Las instituciones gubernamentales deben tomar conciencia y en breve tiempo analizar el caso y dar una respuesta inmediata para el mejoramiento humano de esta familia.
En esta realidad están viviendo muchas familias cubanas y lo peor del caso es que todavía no se vislumbra una solución a corto plazo. Las medidas implementadas por el Estado de vender de forma liberada los materiales de construcción sigue siendo insuficientes por el desabastecimiento y los altos precios de éstos productos comparados con el salario de los trabajadores.