Mientras que el gobierno y su diversa empleomanía tratan de sofocar el impacto popular de la visita de Barack Obama a la isla y el concierto de los Rolling Stones entra como un ciclón al enorme, creciente y desafinado universo de nostalgia de los cubanos, es hora de regresar a la realidad de la calle, a la vida diaria del país bajo la dictadura que ha aprovechado para conseguir un poco más de dinero y pintarse los labios, aunque el creyón le manche el bigote.
Se acabaron los titulares del viaje del político norteamericano y de los músicos ingleses y hay que centrarse otra vez en el proceso de construcción del capitalismo miserable para que el grupo de poder, sus familiares y amigos continúen seguros en sus camas y frente a sus mesas.
Pero la verdad es que en el escenario cubano, al menos para Europa, aparece reforzada la presencia de los grupos de la oposición pacífica, los periodistas independientes y los artistas rebeldes. A pesar de los trabajos del régimen y sus cómplices por minimizar o anular a los opositores, esa franja de rebeldía de la población cubana le acompañó y le acompaña en todas las notas informativas.
La maniobra de propaganda para dar una imagen de cambio y de apertura del oficialismo se les estropeó con dos aspectos que han ocupado espacios importantes en los medios de esta parte del mundo: la simpatía que generó Obama en grandes sectores de la población y la represión y la violencia que sufrieron y sufren los cubanos que expresan en público sus opiniones y trabajan a favor de la democracia.
Creo que la oposición cubana, abandonada a su suerte por una Unión Europea que cambió las carpetas de la solidaridad por el maletín de las inversiones, ha demostrado su coherencia y su tenacidad en el enfrentamiento con la dictadura y la búsqueda de avances reales en la isla. Para muchos especialistas de esta zona la posición crítica y firme de los opositores, los periodistas y los artistas manda un mensaje que ha comenzado a hacer meditar a quienes en este continente perdieron las líneas de la frontera entre la libertad y el dinero.
En los medios de comunicación y en importantes zonas de intelectuales y artistas puede apreciarse una mayor comprensión y apoyo a la tarea de los opositores y un rechazo a cierta gesticulación de la dictadura.
Me gusta ilustrar esa visión con unas líneas del poeta y periodista español Antonio Lucas, del periódico El Mundo, sobre el viaje de los Rolling Stones a La Habana: “A la España de Franco vinieron los Beatles como si la cosa fuese a cambiar y el pollo duró otros 30 años y unos cuantos muertos. Ojo al dato”.
Tomado de elnuevoherald.com